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Channel: Mitos, Monstruos y Leyendas
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Dudleytown - La aldea de los malditos.

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La entrada a Dudleytown.
En el estado norteamericano de Connecticut, cerca de la localidad de Cornwall y a la sombra de una cadena montañosa, existen los restos de una población de nombre Dudleytown; la cual cuenta no solo con historias de fantasmas, demonios, eventos paranormales y una maldición que se extiende a más de 400 años de antigüedad y está enlazada a figuras históricas importantes como el Rey Enrique VIII y George Washington.
Dudleytown, si así se le puede llamar todavía, no es más que una zona de caminos lóbregos de terracería, cimientos derruidos y huecos que alguna vez fueron sótanos. Se dice que este sitio está tan embrujado, que incluso los pájaros, insectos y otros animales del bosque evitan acercarse a las ruinas; prefiriendo dar vuelta al llegar al camino que conduce al lugar.

La Maldición: Inglaterra y Enrique VIII.
La historia de Dudleytown inicia en Inglaterra, a principios del siglo XVI cuando un noble de nombre Edmund Dudley fue decapitado por conspiración y un intento fallido de derrocar al rey Enrique VIII. Se dice que en castigo, Enrique VIII ordenó a los magos de la corte que lanzaran una maldición a Dudley; y de ahí se dice que todos los descendientes del linaje de Edmund Dudley quedaron condenados a vivir por siempre, atormentados por horrores indescriptibles. Años más tarde, el propio hijo de Edmund, John el Duque de Northumberland; intentó también derrocar a la corona al casar a su hijo Guilford con la tristemente célebre Lady Jane Grey.
No mucho tiempo después, Robert, el tercer hijo de Dudley y conde de Leicester; abandonó las islas británicas en busca de oportunidades en las colonias del nuevo mundo.

Los Dudleys por los que Dudleytown recibe su nombre, tuvieron su origen con un tal William Dudley, nacido en Surrey el 11 de septiembre de 1608. Su hijo, también William, de hecho nació en una nave a mitad del trayecto rumbo a América el 8 de junio de 1639. El hijo de William II, Joseph, nació en Saybrook, Connecticut el 14 de septiembre de 1674. Y a su vez, este Joseph tuvo doce hijos de los cuales tres se asentaron en el lugar que más tarde sería Dudleytown: Gideon, Abiel y Barzillai.

En octubre de 1737, la Asamblea General de Connecticut ordenó la construcción de cincuenta aldeas en los extremos occidentales del territorio, en aquél entonces todavía tierra de nativos americanos. En febrero de 1745, el comerciante Thomas Griffis obtuvo los derechos  a una extensión de tierra en la comunidad de Cornwall. El lugar, un bosque oscuro y salvaje al pie de una cadena montañosa; llegó a ser conocido como 'el Bosque de la Entrada Oscura'. En 1748, y con la aldea comenzando a formarse, Gideon Dudley se mudó de Saybrook tras comprar el terreno para iniciar una granja. En 1753, sus hermanos Barzillai y Abiel, se sumaron a la población y todavía fueron seguidos por otro hombre de nombre Martin Dudley, procedente de Massachusetts.

¿Coincidencias o maldiciones?
Periódico de mediados del siglo pasado hablando de la maldición.
Ya sea por coincidencia o efectivamente porque el linaje de los Dudleys estaba maldito, al poco tiempo de fundarse el pueblo comenzaron a ocurrir sucesos inexplicables: Herramientas que desaparecían de cobertijos cerrados, cultivos que se marchitaban de un día para otro, casos de demencia entre los pobladores, accidentes fatales e incluso ataques y escaramuzas con tropas indígenas.
En agosto de 1774, una epidemia misteriosa acabó con la familia de Adoniram Carter. Y el hermano de este, Nathaniel, se mudó a Binghamton, Nueva York para huir de la extraña enfermedad. Solo que, al poco tiempo de hacerlo, su esposa e hijo recién nacidos fueran asesinados con tomahawks por indios mientras él se encontraba fuera. Los otros tres hijos de Nathaniel fueron secuestrados y enviados a Canadá, donde las dos hijas fueron rescatadas a cambio de oro y el tercero, David Carter, se casó con una mujer indígena y terminó volviendo a la civilización para recibir educación y convertirse en Juez de la Suprema Corte.

Aunado a la racha de tragedias y la tormentosa vida de la familia Carter, uno de los fenómenos más terribles e inexplicables fue el que le ocurrió al general Herman Swift; famoso héroe del ejército revolucionario al mando de George Washington. En abril de 1804, la esposa de Herman, Sarah Faye; fue alcanzada por un relámpago mientras estaba afuera de su casa y murió carbonizada de manera instantánea. Al cabo de su muerte, el general Swift terminó perdiendo la cordura.
Años más tarde, Horace Greeley, editor y fundador del periódico del New York Tribune; se casó con una Marey Cheney, oriunda de Dudleytown. Su matrimonio terminó trágicamente en 1872, cuando Mary se suicidó una semana antes de que Horace viera fallar su intento de nominarse a la presidencia de los Estados Unidos.
Otro accidente en particular terrible fue el de John Patrick Brophy, uno de los últimos pobladores de Dudleytown. Brophy sufrió la pérdida de su esposa por una enfermedad inexplicable a finales del siglo XIX, seguida por la desaparición de todos sus hijos en el bosque a los pocos días. Y, como si de una cruel broma se tratar, la casa Brophy se incendió de manera misteriosa y ardió hasta los cimientos. Entendiendo que el pueblo estaba maldito, Brophy decidió que era suficiente y se alejó del pueblo para no volver a ser visto.

En 1920, el doctor William Clark, especialista de la ciudad de Nueva York; arribó a Cornwall en busca de calma en un espacio apartado de la civilización. Cuatro años más tarde, Clark creó la Asociación del Bosque Dark Entry; dedicada a proteger el área y convertirla en una reserva natural. Lo que parecía una vida sin problemas, concluyó en 1925, cuando Clark tuvo que viajar a Nueva York para atender una emergencia médica. Al regresar un par de días después, encontró a su esposa encerrada en casa y reducida a una ruina enloquecida y babeante que no podía repetir otra cosa más que 'algo' en el bosque la había atacado.
La mujer fue enviada a un hospital psiquiátrico, donde se suicidó al cabo de unos meses.

Las almas de Dudleytown.
Como es de esperarse, las historias de fantasmas en torno a la maldición de Dudleytown no se hicieron esperar; siendo la mayoría de ellas iniciadas en 194. Más o menos en esa época, los visitantes a las ruinas hablaban de ver sombras, "nubes" de humo en el bosque, voces incorpóreas que susurraban entre los árboles, incidentes sin explicación y ataques de fuerzas invisibles.
Todavía hasta el día de hoy, quienes han visitado la aldea cuentan experiencias de ser perseguidos por presencias invisibles, orbes de luz que rondan entre los árboles y olores y ruidos inexplicables; así como el ser agredidos por 'algo'. Hay infinidad de fotografías tomadas en Dudleytown donde pueden apreciarse manifestaciones como niebla, orbes, sombras y errores en la imagen. Algunos investigadores se refieren a Dudleytown como un vórtice de energía negativa por el cual las entidades del bajo astral pueden acceder libremente a este mundo.
La fama de la maldición inclusive captó la atención del connotado demonólogo Ed Warren, famoso por su participación en las investigaciones de sucesos paranormales como el Poltergeist de Enfield, la casa de Amityville o la muñeca Annabelle. Warren estaba firmemente convencido de que Dudleytown era un sitio maldito, y que no era coincidencia que la gente se volviera loca y viera monstruos y espíritus en los bosques. Al visitarla, Ed y su esposa Lorraine insistían en que las ruinas de la aldea emitían un aura maligna.


Amigos de la Fe.

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La televisión a altas horas de la noche puede resultar, por así decirlo, desolada y sombría.
Seguro en más de una ocasión, te habrás encontrado con insomnio, a las cuatro de la mañana y con la mirada perdida en la pantalla para intentar conciliar el sueño. Habrás encontrado películas curiosas que nunca volverás a encontrar u otras que ya te sabes de memoria; comerciales de productos tan ilógicos que te preguntas si habrá alguien que en verdad los compre, o algún noticiario repitiendo las mismas malas nuevas del día anterior.
No importa. Pero por lo general, llega un momento en que te preguntas porqué demonios estás despierto a esa hora y viendo basura. 
Y es que la televisión moderna, con sus cientos de canales en sistemas de paga, se ha convertido en algo tan monótono que ya hay muy pocas cosas interesantes. Todo está a merced de los patrocinadores, que solo buscan colocar sus productos en comerciales, sin importar lo ridículos o innecesarios que puedan parecer. Con todo tan férreamente manipulado, ya no existe esa magia de la televisión nocturna de mediados de los novent.a
Ese misterio que concluía en películas de horror clásicas y que te quitan el sueño, otras más con contenidos subidos de tono y prohibidos para un chico, y en otras ocasiones; inclusive algo que puede rayar en lo sobrenatural.

Pero, ese no es el caso de esto.
Verás, si te tomas el tiempo necesario (y cuentas con suerte) para echar una mirada con detenimiento entre la mierda que pulula en los canales durante la madrugada, puede que encuentres algo de interés. Y eso me pasó a mí.
En mis experiencias durante años de insomnio clínico, he encontrado cosas digamos... interesantes, en canales de acceso público, de corte religioso e incluso señales extranjeras. De lo que les hablaré hoy, fue algo que llegó de un canal religioso.
A simple vista podía parecer inofensivo. Un programa infantil llamado 'Amigos de la Fe', el cual trataba de interacciones entre niños y títeres que contaban historias de la biblia y recitaban oraciones. No era malo, y de hecho lo puedo comparar con un Sesame Street al que le hubiesen colado lecciones cristianas. Si han visto cosas como Veggietales o David y Goliath; ya sabrán de qué iba la cosa.
Pero había algo más. Algo que de verdad te ponía incómodo.

Para empezar, era un show con muy poco presupuesto y manejado por un equipo creativo que dejaba mucho qué desear. En todo caso, lo que llamaba la atención eran los personajes y su manera... única, por así decirlo, de conducir.
Alguna vez oí que el mensaje puede ser más o menos importante por la manera en que se dice. Y 'Amigos de la Fe' se basa en esta filosofía, pues a diferencia de Veggietales o cualquier otra caricatura cristiana; definitivamente no se contenía para dar un mensaje. Las historias de la biblia eran contadas por medio de narraciones acompañadas de dibujos a lápiz con detalles gráficos muy fuertes. Por ejemplo, el asesinato de Abel, gente ahogándose para ilustrar el diluvio y el Arca de Noé, las plagas de Egipto, las pruebas de Job o incluso retratos de Satanás que parecían más adecuados para un disco de Heavy Metal o un oscuro manga japonés. 
Y luego estaban los personajes.

En especial, Pinky. Oh, Dios. Pinky...
Para describirles a Pinky, les diré que imaginen a la Rana Kermit; pero con una cabeza mucho más grande, de color rosa, con ojos enormes y pupilas demasiado pequeñas. Tal vez no suene raro en sí, pero todos los episodios terminaban con un acercamiento extremo y muy perturbador al rostro del títere.
Pinky era masculino, pero nunca pude descifrar si su actor de voz era hombre o mujer; porque su voz era extraña, casi andrógina y siempre se dirigía al público de manera condescendiente y de forma pasivo-agresiva. Pinky era la estrella, y todo parecía girar en torno a él. Cuando alguien tenía una duda, era él quien respondía con versos de la biblia; aunque en ciertas ocasiones se limitaba a responder de forma caprichosa y que rayaba en lo cruel.
Conforme avanzó la serie, las respuestas de Pinky se tornaron defensivas, como si el ser cuestionado le produjera una grave ofensa. Si un niño o un títere preguntaba algo de corte personal, Pinky le respondía diciendo cosas como "cuidado, no preguntes eso" o "no eres nadie para cuestionar a Dios". Y también solía repetir esa frase una y otra vez, a manera de silenciar a alguien.

Los otros dos títeres eran Berty y Gerta. Existían otros que aparecían de vez en cuando, pero estos dos eran los únicos aparte de Pinky que aparecían en todos los episodios. Berty era un hipopótamo azul y Gerta, un pájaro verde y esponjoso. Los dos actuaban como idiotas con el propósito de interactuar con Pinky, actuando de forma curiosa y equivocada para que los pequeños que salían en el show acudieran con dudas a Pinky y este los corrigiera con un sermón errático y extraño que pronto los hacía cambiar de opinión. 

'Amigos de la fe' se convirtió en un placer culpable para mí. Pese a lo mierda que era Pinky, no podía evitar sentirme entretenido por lo políticamente incorrecto de su personaje, y que parecía más bien algo digno de South Park que de un show cristiano para niños. Pinky simplemente decía las cosas tal y como eran, sin importarle si ofendía a alguien.
Esto me sorprendió en el capítulo dedicado a la Homosexualidad.
Sí, hubo un capítulo sobre los gays.
Y como ya lo imaginarán, trataron el tema con la misma sutileza de un martillo golpeando un cristal. Sodoma y Gomorra. Imágenes de hombres besándose. Levítico 20:13. Estadísticas sacadas del culo sobre el SIDA. Ya saben. Demonios, incluso Pinky comenzó de conspiranoico diciendo que las violaciones en las cárceles no eran más que un plan de Satán para convertir a los hombres en homosexuales.
Lo observé riéndome de manera morbosa, al menos hasta la recta final del programa. 
Una niñita le habló a Pinky sobre su hermano mayor, el cual recientemente había declarado su sexualidad al resto de su familia. Pinky estalló en carcajadas y empezó a gritarle a la niña, vociferando que su hermano era "un marica pecador que se iría al infierno"; lo que sin duda la hizo llorar y me hizo pensar en lo jodido de ello.
Esa mañana me fui a dormir preguntándome sobre el objetivo en sí del programa. Siempre fue raro, pero los últimos episodios se tornaron tan negros y maliciosos como si los hubiera escrito el tipo detrás de Family Guy. Ofensivos. La noche siguiente era el último episodio, el cual tenía el título de"Predestinación". 

Eso no estaba bien. 
Ya en otras ocasiones había visto programas de niños que hablaban de temas controversiales como la homosexualidad, el pecado y el crimen. Pero jamás del concepto de la predestinación. Debo admitir que, en retrospectiva, me encontraba curioso al respecto pero con una sensación incómoda en mis entrañas. Lo que fuese que viera esa noche, sin duda sería perturbador. 
El programa comenzó igual, hasta que Berty apareció en escena y habló con Gerta y los niños sobre algo que había escuchado por ahí. "Predestinación", decía acompañado de un número musical y sus estupideces usuales. Y como siempre, llegó el momento de hablar con Pinky.
Pinky, sorprendentemente, reaccionó a la pregunta con una actitud placentera y casi amable; diametralmente opuesta a lo que hacía por lo regular. Hasta que un niño le pidió que explicara qué significaba 'Predestinación'; a lo que la rana respondió lo siguiente:

"Algunas personas están destinadas al Cielo y otras al Infierno," y después comenzó con su discurso del poder de Dios. El chico, que se veía muy confundido y hasta atemorizado; le preguntó porqué decía eso si Jesús había muerto para salvar a todos.
Entonces Pinky dijo algo muy difícil de digerir: "Jesús murió para salvar a los elegidos."
Los otros niños, que comenzaron a entender de manera gradual la gravedad del mensaje, se veían asustados. El niño de la pregunta anterior observó a la cámara como si dijera "¿Tengo qué hacerlo?" por unos segundos, hasta que reunió el valor de hablar o alguien lo obligó, y le preguntó a Pinky como podía saber si iría al Cielo o no.
Y Pinky respondió.

"Nunca lo sabrás, no  hasta que mueras. Pero si miras al interior de tu corazón, tal vez encontrarás la respuesta."
Después se quedó mirando fijamente a la pantalla y hubo una transición a un fondo negro. Pensé que el programa se había acabado,  y estaba por cambiarle cuando vi aparecer un título nuevo.

NO HAY REDENCIÓN PARA LOS CONDENADOS.

Entonces, un desfile de ilustraciones bastante gráficas. Esta vez sin mensaje de la biblia o moraleja. Solo vistazos al destino de aquellos que no habían sido elegidos:
Un pareja abrazándose antes de ser achicharrados por un muro de fuego.
Gente con los pies encadenados al piso, siendo devorados por demonios.
Personas empaladas en grandes estacas, con demonios voladores rondando a su alrededor.
Un lago de fuego, lleno de hombres, mujeres y niños que se achicharraban lentamente.
Monstruos gigantescos y horribles luchando entre sí, sacándose los ojos.

La música de fondo iba acompañada de gritos y lamentos, con algunas frases de Pinky como "esta es la cólera del Señor" y "me hace feliz ver a los pecadores sufriendo." Esto continuó por unos minutos hasta que finalmente hubo un corte abrupto.
Esperé ver los créditos, pero en esta ocasión fue distinto. En lugar del texto ascendiente en fondo negro, apareció una toma del estudio, donde se podían ver incluso las cámaras, las luces del techo y los micrófonos; y sin rastro alguno de los niños o las marionetas. Un hombre con una capucha negra entró a la habitación y procedió a bañar todo con un bidón de gasolina, para después incendiarlo. El camarógrafo lo siguió a la salida del estudio, y la última escena mostraba al encapuchado y al camarógrafo riéndose como maniáticos mientras arrojaban a los títeres en un horno; con la toma final siendo un acercamiento a Pinky quemándose.

No ha pasado tanto tiempo desde que vi el último episodio, pero sigo sin encontrar respuestas sobre el show, porqué acabó así y más importante, ¿cuál era su intención?
Tengo algunas teorías, como que pudo tratarse de una parodia bastante buena como los Crank Yankers de MTV, o tal vez el show era la manera de vengarse de un creativo al que le habían cortado los fondos a media temporada. Tal vez solo estaban locos.
No lo sé.
Lo único que sé, es que hay una posibilidad de que, a esas horas de la madrugada en que no hay más que infomerciales y películas; te puedas encontrar con una repetición de 'Amigos de la Fe'. Oh, y créeme. Te vas a sorprender.

Los lobos vampiros de Irlanda.

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La mañana del 8 de enero de 1874, las campiñas irlandesas comenzó una breve racha de asesinatos misteriosos que aterrorizó a los campesinos y aldeanos de las localidades más rurales y apartadas de la isla. 
Contrario a lo que podría pensarse, el objetivo no fueron mujeres o niños, si no el ganado. De acuerdo con un reportaje publicado en el diario Land and Water para la edición del 7 de marzo; un corresponsal recopiló varios reportes de primera mano, en los cuales se manejaba que este asesino misterioso era no solo silencioso, si no extremadamente mortal. En la localidad de Cavan, se dijo que el asesino había matado a treinta ovejas en una sola noche y huyó sin dejar rastro. Hubo cuarenta y dos casos diferentes en tres condados, todos ellos en las cuales las víctimas habían sido ovejas.
Lo perturbador de estas carnicerías fue que las ovejas habían sido asesinadas de una forma inusual: todas presentaban gargantas destrozadas y no contaban con una sola gota de sangre en el cuerpo, como si un vampiro o un cirujano muy diestro hubiese extraído todo el líquido vital de los cuerpos de los rumiantes. Peor aún, no había rasgos de depredación, ni siquiera de que algún animal carroñero comenzara a devorar el tejido blando como los ojos o la carne alrededor del hocico.
La primer evidencia de que se trataba de bestias salvajes y no de cultistas satánicos o psicópatas, fue el descubrimiento de una serie de huellas similares a las de un perro; pero alargadas y con fuertes garras. Esto llevó a una posibilidad mucho más alarmante para los ganaderos y campesinos irlandeses: Aún había lobos en la isla. 

Los lobos de Irlanda.
Tapiz medieval de Irlanda mostrando un lobo.
Los lobos formaron parte de la cultura y la mitología irlandesa hasta el año de 1786, cuando el último lobo salvaje fue asesinado, trescientos años más tarde que el último lobo de Inglaterra y un siglo tras la desapareición de la especie en Escocia.
En la mitología irlandesa, el mito del hombre lobo se origina de un cánido misterioso llamado Airitech, cuyas hijas fueron licántropas que a su vez cayeron víctima de Cas Corach. En otros mitos, se decía que Morrigan, la diosa de la muerte; tomaba la forma de una gran loba roja para pelear con Cu Chulainn; el héroe Mac Cécht mató a un lobo que devoraba los cadáveres de un campo de batalla; Cormac mac Airt fue criado por lobos y podía entender su lenguaje, al grado de que cuatro de estos carnívoros lo acompañaron fielmente en su rebelión contra Lugad mac Con. 
Un relato conocido como los Anales de los Cuatro Amos dice que en el año 690 después de cristo, hubo una lluvia de sangre en Leinster; y la maldición fue tan poderosa que incluso la mantequilla y la leche se convertían en sangre coagulada y los lobos podían hablar con la voz del hombre. 
En otro cuento, conocido como "El Sacerdote y los Hombres Lobo", un sacerdote que viajaba de Ulste a Meath se encontró con un lobo parlanchín; el cual se identificaba como un hobmre proveniente de Ossory, cuyos ancestros habían sido maldecidos para convertirse en licántropos cada siete años y después volver a su forma humana. El lobo le explicó al sacerdote que su esposa, la cual estaba maldita también, estaba muriendo y que por favor le diera la extrema unción. El sacerdote aceptó y en recompensa, el lobo agradecido le mostró un camino mucho más corto para llegar a Meath a través del bosque.

Pero por el riesgo que los lobos irlandeses presentaban a la industria ganadera local, así como los ocasionales brotes de rabia; fue en 1584 cuando John Perrot, un gobernante Irlandés que trabajaba directamente para la corona inglesa; ordenó la creación de una legislación con el fin de acabar con los animales. En 1614, se ofrecía la suma de tres monedas de oro por cada lobo muerto; y la población de los canes era tan grande que existía un grupo de cazadores formado por 128 hombres y 768 sabuesos recorriendo las campiñas durante las 24 horas del día.
La ley anti-lobos continuó aún tras el establecimiento del gobierno de Oliver Cromwell, quien incentivó la actividad y atrajo a un gran número de cazadores de lobos de toda Europa. Para 1652, el gobierno de Cromwell daba seis monedas de oro por una loba adulta, 5 por un macho, dos por un ejemplar juvenil y diez chelines por cada cachorro muerto. En ese año también se llevó a la exterminación de los lobos en la baronía de Castleknock, cerca de Dublin y se pagó un total de 243 monedas de oro en espacio de cuatro días a un grupo de En cazadores.
En 1690 se le dio muerte al último lobo de Ulster, y finalmente se avistó al último lobo irlandés cerca del monte Leinster en 1786, donde se le dio muerte. 

Charles Fort y el lobo vampiro.
Charles Fort (1874-1932)
El 11 de abril, Land and Water reportó que el asesino finalmente había sido asesinado. De acuerdo al reporte inicial, fue el diácono Magenniss de Lismoreville quien mató al asesino durante la noche; revelando que se trataba de un perro salvaje de gran tamaño.
Naturalmente, esto hizo saltar toda clase de interrogantes al respecto. Como cualquiera sabe, los perros no succionan la sangre, y tampoco dejan una presa intacta si es que tienen hambre. Existe la opción de que se tratara de un perro con rabia, pero eso tampoco ayuda a explicar la falta de líquido vital en el cádaver. 
Años después, el investigador Charles Fort (a quien debemos el término 'Forteana' para referirse a lo inexplicable), escribió un lbro donde analizaba a fondo la historia del diácono y el supuesto perro vampiro; desechándola como una pantalla de humo para tranquilizar a los campesinos que temían futuros ataques a su ganado.
Fort escribe lo siguiente al respecto:
"El anuncio en Land and Water acaba con el tema. Casi todo mundo, al menos en la época del pasado, previo a que la gente tuviera la costumbre de criticar las convenciones sociales como el día de hoy; leería estas notas y diría 'sí, por supuesto que era un perro'. Pero este tipo de historias siempre me mantienen entretenido. Porque en base a mi experiencia con los pseudo-finales de los misterios o la forma en que estos son censurados por iglesia y gobierno; siempre hay algo más misterioso al fondo. Pero el perro sacrificado por el diácono no murió en vano. Si la historia evitó un pánico en los lectores de Land and Water... entonces fue preferible a una histeria colectiva."

Pero, al investigar en libros y tratados sobre lo paranormal, Fort encontró un relato de un suceso muy parecido durante el año 1810. En mayo de ese año, algo desconocido atacó a las ovejas y cabras de Ennerdale, un pueblo en la frontera entre Irlanda y Escocia; limitándose a morderles la yugular y succionarles la sangre.
Fort descubrió que al igual que en el episodio de 1784, un gran perro negro fue asesinado más o menos en esos días; lo que culminó con el misterio y ofrecía una respuesta conveniente a los aldeanos. 
En un caso posterior, publicado por el Daily Mail de Londres el primero de noviembre de 1905 (coincidentemente, un día posterior a Halloween); el reporte de "el misterio de Badminton" describía un evento en el cual se encontraron cabras muertas en el vecindario de Badminton, entre las comunidades de Gloucester y Wiltshire. En palabras de un oficial de policía de la época: 
"He visto los dos cuerpos. Y puedo decir que esto no es el trabajo de un perro. Los perros no son vampiros, no chupan la sangre de los animales y definitivamente no dejan la carne intacta."

Hace unos años, varios asiduos a la criptozoología y los fenómenos forteanos descubrieron que existían grandes coincidencias entre estas bestias misteriosas y una mucho más famosa que provenía de América Central.
El modus operandi de un depredador nocturno que se alimentaba de ovejas y cabras... ¿acaso los asesinos misteriosos de Irlanda serían una especie de Chupacabras nativa de las islas británicas? ¿O tal vez otra cosa?
Porque, curiosamente, en la mitología de las islas británicas existe un tipo de hada que tiene más en común con la visión occidental de un vampiro que con las diminutas criaturas voladoras a las que nos tienen acostumbrados los cuentos de hadas y las películas de Disney: la terrible Baobhan Sith.

La Baoban Sith aparece en la mitología de Escocia, y es similar a la banshee o a otros espíritus nocturnos como la leanan sídhe. Se le conoce como "la Mujer Blanca de Escocia"; y se manifiesta como una mujer hermosa que se alimenta de los viajeros en la noche.
Estos espectros tienden a atraer a los hombres, invitándolos a bailar para así poder morderles el cuello y succionarle la sangre; aunque otras variantes indican que pueden inclusive extraer el alma y la potencia sexual de sus víctimas. Como ocurre con otros vampiros, la Baoban Sith es incapaz de sobrevivir en la luz del sol; y debe volver a su tumba antes del alba. En ciertas historias medievales, se cree que el espíritu tenía patas de carnero y evitaba a los caballos.

El duende.

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Relato enviado por correo, por una fuente que desea permanecer anónima.

Esta historia comenzó cuando tenía cuatro años, en el año de 1998.
Entonces era hijo único y vivía con mis padres en un barrio bastante precario de Chalco, en el Estado de México. Para que se imaginen mi casa, podría describirles una vivienda de tres habitaciones, hecha de ladrillo y con techo de lámina; y que en aquél tiempo colindaba a la izquierda con un gran terreno baldío que casi todos los días la hacía de campo de fútbol para los niños de la colonia.
Todo comenzó más o menos a finales de octubre, y fue porque una noche desperté con ganas de ir al baño. Nuestro baño era pequeño y situado de forma tal que daba a una habitación vacía, donde solo había una cama que a veces usaban las visitas. La cama era de esas tipo hospital, con tambor de latón y lo suficientemente elevada del suelo como para poder ver perfectamente lo que había debajo de ella.
Esa vez, calculo yo que podrían ser entre dos o tres de la mañana; pues ya no se escuchaba ruido en las casas vecinas y mi papá, que despertaba a las cuatro para ir a trabajar, seguía roncando en su habitación. Mientras estaba en el baño, volteé hacia la habitación vacía y vi algo que en el momento no me dio miedo, quizás por ser todavía un niño inocente o porque probablemente creí que estaba soñando. 

En fin, en restrospectiva... debí haber gritado. 
Verán, debajo de la cama había una especie de duende que me miraba de vuelta. Estaba oscuro, pero como esa habitación no tenía cortinas y daba precisamente al terreno baldío; la luz que entraba por la ventana era lo suficiente para dejarme ver con claridad la cosa esa debajo de la cama. Si han visto la película de Gremlins, más o menos tendrían una idea de qué fue lo que vi.
Imaginen a un gremlin del tamaño de un niño de dos años, con ojos negros, una sonrisa llena de dientes chiquitos y afilados como agujas; y con manos terminadas en garras grandes y curvas como las de un oso. 
El gremlin y yo nos quedamos mirando fijamente por un minuto, y algo en mi mente infantil me empezó a decir que jugara con él. No sé exactamente qué fue, pero tuve la necesidad de acercarme; así que lo saludé con un movimiento de la mano y le sonreí. Algo en esa cosa me hacía pensar que era amigable, pese a que ahora lo recuerdo y me aterra siquiera imaginar qué habría pasado de haberlo hecho.
No sé si el gremlin fue el culpable de esa idea, o si se dio cuenta; porque de cualquier modo, empezó a mover su mano derecha y a hacerme señas de que me acercara. Entonces me di cuenta de una cosa, y empecé a sentir mucho miedo.
Esta cosa, lo que sea que fuese, no podía ser real. Y mucho menos debía estar en MI casa.
Grité y fui corriendo a la habitación de mis padres, diciéndoles que había un animal en la habitación vacía. Mi papá revisó y no encontró nada, y después me regañó diciéndome que no había nada ahí; que seguro estaba soñando despierto o había confundido las cosas que guardaban abajo de la cama con algo.
Da igual. Sé lo que vi.
La historia terminó olvidada. Al menos hasta hace un año. 
Para ese momento, mi casa ya era muy diferente y más grande. El terreno baldío de al lado fue usado para construir un fraccionamiento de esos que abundan tanto en el Estado de México. Era la época de navidad, y unos primos menores decidieron quedarse para jugar con mi hermano menor, que es más o menos de la misma edad. 

Yo me limitaba a pasar las vacaciones jugando videojuegos, viendo películas o perdiendo el tiempo en YouTube; todo para no tolerar a mis insoportables primos y a mi hermano, que tienen la maña de gritar todo el tiempo. 
Al tercer día de que llegaron, estaba en la sala jugando Pokémon en mi 3DS. Mi primo más pequeño, Mateo, que tenía siete años en ese momento, se me acercó y preguntó si me podía ver jugar. Le contesté que sí, siempre y cuando no hiciera mucho ruido. Total, llevaba un rato jugando y matando Pokémon salvajes para subir de nivel a mi Sableye cuando Mateo dijo algo que me heló la sangre.

"Ese se parece al señor chiquito de abajo de la cama."

Me sentí nervioso, y le pregunté a qué se refería. 
Mateo me explicó que le gustaba quedarse con nosotros no porque se llevara bien con mi hermano, si no porque siempre había un 'señor chiquito' abajo de la cama, y que siempre le hacía señas de que fuera con él. Y que se parecía mucho a mi Pokémon. 
No creo en duendes, aluxes o extraterrestres. Pero algo sí puedo decirles.
En esa casa hay algo que no puedo explicar. 
Y me asusta la idea de verlo de nuevo. 
#302 - Sableye, el Pokémon Oscuridad.
"El Pokémon Sableye, introducido en Pokémon Rubí y Zafiro, está basado en
los duendes o alienígenas descritos en el fenómeno ufológico conocido como
el encuentro Kelly-Hopkinsville; donde una docena de seres acosó a un par de 
familias durante toda una noche en 1955."

Los tigres de Fanling.

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El tigre del sur de China. 
Anteriormente, ya hemos hablado del fenómeno de los Alien Big Cats o Gatos Fantasma, casos donde se reportan encuentros con tigres, leones, panteras u otros grandes felinos en sitios de donde no son nativos, como Inglaterra o Estados Unidos.
En algunas ocasiones, fenómenos como el Puma de Surrey han sido explicados al aparecer los cadáveres de los animales en cuestión; mismos que han sido trazados hasta ejemplares escapados de granjas y zoológicos, o mascotas de gente adinerada que son liberadas una vez que crecen o se vuelven una carga para sus dueños. Pero, en otras ocasiones, estos enigmáticos carnívoros simplemente desaparecen sin dejar rastro.

En marzo de 1915, Fanling, un suburbio de la antigua Hong Kong británica; se llenó de rumores sobre la existencia de un gran animal carnívoro que rondaba las plantaciones de arroz y los pastizales de la entonces comunidad rural.
Los primeros ataques a vacas y ponies no tardaron en llegar, y si bien se les achacó en un inicio a perros salvajes; fue hasta que el primer humano fue herido que se descubrió la identidad del animal. Una mañana del mes de abril, los granjeros y ganaderos de Fanling despertaron con los gritos de auxilio de un hombre, acompañados de los rugidos de una fiera. 
Algunos cuantos valientes, armados con hoces y machetes, emergieron de sus casas y se encontraron con el terrible espectáculo que tenía lugar en la calle: Un granjero de nombre Sheung Shui, estaba tendido en el piso y sobre él se encontraba un tigre adulto; el cual ya le había arrancado varios trozos de carne.
Después de matar a Sheung Shui y verse enfrentado por humanos, el tigre soltó un rugido y se abalanzó sobre la muchedumbre; matando a varios con sus zarpas e hiriendo a un puñado más de forma tal que casi todos fallecieron al cabo de unos días.  El destacamento local de la administración ingles de Hong Kong, envió a un detective de nombre Ernest Goucher junto a dos oficiales, Singh y Holland. 

Singh y Holland contaban con una gran experiencia al rastrear y eliminar tigres y leopardos en las comunidades rurales de la India, así que se creyó que la solución del caso llegaría pronto. Pero, no solo la cacería se extendió por varios días, sino que los mismos Singh y Goucher fueron asesinados por el tigre durante una noche. Holland se salvó gracias a que descargó su pistola hasta vaciar el cargador, haciendo escapar a la bestia por un matorral espeso.
Tras la desastrosa intervención policial, los ataques continuaron por un mes, hasta que Donald Burlingham; superintendente de Hong Kong, rastreó al tigre por sí mismo y lo liquidó con varios disparos de un potente rifle de cacería. 
La autopsia posterior reveló no solo que el animal sobrepasaba las dimensiones de un tigre de Bengala adulto, sino que además su estómago contenía restos humanos a medio digerir. Luego de ello, se dio por concluido el caso, y la cabeza disecada del tigre de Fanling terminó exhibida hasta el día de hoy sobre la entrada de la estación central de policía en Fanling. 


Con los años, los avistamientos del tigre cesaron hasta 1940, cuando estos animales parecieron regresar en masa y suscitaron toda clase de rumores. Desde que el ejército Imperial del Japón había liberado tigres en la región para hacer huir a los habitantes y así ganar control de Fanling con facilidad, hasta que los animales habían escapado de un circo o eran demonios del inframundo. 
Los zoólogos de la época, sin embargo, coincidieron en que si bien los tigres en Hong Kong resultaban imposibles debido a la gran concentración poblacional de la región y la falta de presas suficientes para mantener a un grupo de estos animales; la región de Fanling entraba dentro del antiguo rango habitacional del tigre del Sur de China, por lo que los misteriosos gatos podían ser los últimos ejemplares de la especie en Hong Kong.
En 1942, un segundo tigre fue asesinado en la aldea Stanley tras atacar la comisaría de policía local. Más adelante, en 1965, un grupo de colegialas se encontraban de picnic en las colinas de Tai Mo Shan cuando vieron a un tigre rondando entre los árboles cercanos a los linderos del parque. La policía, pensando en la posibilidad de futuros ataques a jóvenes y ciclistas que acudían al parque; lanzaron una serie de investigaciones junto a cazadores locales, pero jamás hubo evidencia concluyente sobre la presencia de tigres en la zona.

Para finalizar, existe un reporte más de un felino anómalo en 1976, cuando surgió el rumor en Kowloon sobre una pantera gris, la cual rondaba las calles por las noches y que había sido la causante de que la población de gatos y perros callejeros disminuyera en los meses anteriores. Este animal, cuya descripción no coincide con las del tigre o el leopardo, jamás fue capturado y desapareció sin dejar rastro.
Como dato curioso, en la racha de avistamientos de 1965, un granjero de nombre Chan Pui dijo haber capturado al animal, que en realidad era un perro cruza de pastor alemán y chow; y que había crecido hasta alcanzar un tamaño comparable al de un leopardo macho.

La historia de Kana.

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El terremoto y tsunami posterior del 11 de marzo del año 2011 en Japón, fue la pérdida de vidas humanas más grande en aquél país desde el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial; casi setenta años atrás.
En el año 2014, un periodista británico se dio a la labor de entrevistar a un reverendo japonés tras la racha de reportes de encuentros y sucesos paranormales a raíz del fenómeno del 2011. El monje, identificado únicamente como Kaneda, procedió a contar su historia; de como había sobrevivido al terremoto en el templo y el momento terrible en que un ejército de personas acudió a su templo zen con la intención de enterrar a sus difuntos.
Cerca de veinte mil personas en la comunidad de Kurihara fallecieron durante el siniestro, y durante el mes siguiente Kaneda realizó más de doscientos servicios funerales. De acuerdo a Kaneda, la gente no lloraba ni se lamentaba de lo ocurrido, era como si una sombra de indiferencia hubiese caído sobre el pueblo. El reverendo no pudo hacer más que encogerse de hombros y realizar las ceremonias obligatorias.
Fue esto lo que motivó a Kaneda a realizar un evento que bautizó como 'el café del monje', en el cual él y un grupo de monjes viajaron por las montañas y las aldeas costeras para hablar con las personas y hacerlas sentir mejor. Muchos de los que acudieron a los cafés del monje eran refugiados que ocupaban las frías cabañas preconstruidas de metal que el gobierno japonés les había asignado a raíz de perder sus hogares; y en medio de las conversaciones y consejos de los monjes para que la gente superara su dolor, comenzaron a escuchar toda clase de historias sobre sucesos extraños y encuentros con las víctimas en casas, oficinas de trabajo, escuelas, playas y ruinas. Y experiencias que iban desde pesadillas y sensaciones desagradables hasta posesiones de espíritus:
Un hombre quejándose de algo que caminaba sobre su pecho en las noches. Una adolescente que veía a un niño agazapado en los rincones de su casa. Un hombre que veía los rostros de los muertos en los charcos cada que llovía. Un ingeniero civil que encontró al espíritu de una mujer vestida de rojo en una playa abandonada. Bomberos que acudían a llamadas en domicilios que habían quedado reducidos a escombros. Un taxista que llevó a un espíritu a su hogar. Una anciana que aparecía en los hogares temporales de los refugiados para beber té, y desaparecía dejando un asiento o un colchón empapado con agua de mar.

Kaneda, al igual que muchos sacerdotes de varias religiones, se vio obligado a acudir a llamadas para tranquilizar a los espíritus. Un monje budista inclusive escribió un artículo en el diario de la Universidad de Tohoku cuando el problema de los fantasmas se salió de control; al grado de que el gobierno de las prefecturas declaró que Japón experimentaba una crisis sobrenatural, pese a lo risible y fantástico de la idea.
Y es que en Japón se dice que quienes mueren de forma violenta o antes de tiempo, corren el riesgo de convertirse en Gaki, un tipo de fantasmas chocarreros que viajan entre mundos propagando maldiciones y atormentando a los vivos. Estos seres deben ser aplacados con rituales familiares, pero en muchos casos, líneas enteras de familias se vieron aniquiladas por la ola y estos espíritus terminaron abandonados.
Kaneda procedió a contarle al periodista un caso en particular, el de una joven a quien llamó 'Kana'; y el cual es posiblemente uno de los casos más extremos de posesión en la historia de la parapsicología.

Una mañana de junio, Kaneda recibió la llamada de una joven de nombre Kana, la cual sonaba bastante perturbada. Kana hablaba de suicidarse, porque había cosas dentro de ella. Esa noche, Kana llegó al templo acompañada de su madre, hermana y su prometido; y fue el prometido quien puso al tanto a Kaneda.
Kana trabajaba como enfermera en Sendai, era una joven común y corriente, y cuya familia no había sido afectada en lo mínimo por el tsunami. Pero durante las semanas posteriores al evento, comenzó a quejarse de que 'algo' estaba metiéndose en ella; de que había presencias invisibles en torno a ella. Mientras hablaban, Kana perdió la consciencia por espacio de unos segundos.
Al despertar, ya no era ella.

"¿Quién eres, qué quieres?" Le preguntó Kaneda. Y lo que respondió, no sonaba como Kana.

El espíritu en cuestión era una joven cuya madre se había divorciado y vuelto a casar. La joven terminó sintiéndose despreciada por su nueva familia, por lo que decidió huir y terminó trabajando en el mundo del Mizu Shobai; los círculos nocturnos de bares, clubs y prostitución de Japón. Ahí, terminó deprimida y cayendo bajo el control de un hombre morboso y manipulador. Sintiéndose sola, la joven se suicidó y su espíritu acabó como un Gaki al ser olvidada por sus familiares.
Kaneda le preguntó al espíritu si quería ir con él, si quería ir a la luz. Condujo a Kana al interior del templo, recitó un sutra y le roció agua bendita. Cuando terminó sus rezos a eso de la una y media de la mañana, Kana había vuelto a la normalidad y su familia pudo volver a casa.

Tres días después, Kana volvió al templo quejándose de un grave dolor en su pierna izquierda y la sensación de ser acechada por algo invisible. Kaneda le pidió que dejara que el ser hablara, y de inmediato la postura y la voz de Kana cambiaron a las de un hombre. El monje entabló conversación con el espíritu, el cual se reveló como un marino de la Flota Imperial que falleció durante la segunda guerra mundial luego de que su pierna fuese herida seriamente por un disparo de artillería americana.
Kaneda habló con el fantasma, calmándolo y entonando los cánticos para exorcizarlo. Reconfortó a Kana luego de eso, pero Kaneda sabía que esto apenas estaba comenzando y que algo en el agua estaba incomodando a los espíritus.

Durante el verano, Kaneda exorcizó a más de veinticinco espíritus del cuerpo de Kana; y con excepción de los primeros dos, todos víctimas del tsunami. Recordó el caso de un hombre de mediana edad que buscaba a su hija, la cual había estado en la escuela cuando se emitió la alerta de tsunami. El hombre intentó conducir a lo largo del camino costero para recogerla, pero fue a mitad del trayecto que la ola golpeó la costa y acabó matándolo. 
"¿Estoy vivo o no?", preguntó el fantasma.
Kaneda le respondió que no, y le informó que habían muerto más de veinte mil personas. Después le preguntó donde estaba, y si había algo qué hacer por él. 
"Estoy en el fondo del mar. Y no puedo subir. La luz es pequeña, hay muchos cuerpos aquí." 
Kaneda conversó con el espíritu por dos horas, invitándolo a considerar el hecho de que ya había fallecido y que debía hacerse a la idea de que el cuerpo que ocupaba era el de una chica cuyos padres estaban preocupados. 

Día tras día, los espíritus ocuparon el cuerpo de Kana una y otra vez. Historias, nombres, direcciones y relatos coincidían con las víctimas en las listas de desaparecidos y defunciones. Un espíritu era el de alguien que había sobrevivido el tsunami pero se suicidó luego de saber que sus dos hijas habían muerto. Otro quería ir al lado de sus ancestros, pero no podía encontrar el camino de vuelta al altar familiar porque su hogar había sido arrasado hasta los cimientos por las olas. Otro hablaba en un dialecto de la prefectura de Tohoku, y estaba muy preocupado por su esposa, la cual vivía en un campamento de refugiados y al parecer coqueteaba con la idea de suicidarse.
En una ocasión, Kana fue poseída por el espíritu de un perro: el cual era la mascota de una pareja que vivía cerca de la planta nuclear de Fukushima. Sus dueños huyeron despavoridos, pero en la prisa por hacerlo olvidaron desatar al perro y este murió lentamente de hambre y sed. 
Lo más difícil, recordaba Kaneda, fue cuando aparecían espíritus de niños. En este caso, la esposa de Kaneda tomaba la mano de Kana y los reconfortaba; diciéndoles que mamá estaba con ellos y todo estaría bien. El primero en aparecer fue un niño muy pequeño, que no entendía lo que se le decía y se limitaba a llamar a su mamá. Otra fuer una niña de siete años, la cual había estado escapando del tsunami junto a su hermano menor pero terminó soltando su mano antes de ahogarse; y temía que su madre se enojara por soltar a su hermano.
"Viene una ola negra. Mami, mami, tengo miedo. Mami, lo siento."Repetía Kana con la voz de la niña.

Para finales de agosto, Kana pareció desarrollar una habilidad para evitar que los espíritus ocuparan su cuerpo, y las visitas al templo se hicieron más escasas. En septiembre, Kana y su prometido se casaron y se mudaron a otro lado. Kaneda jamás volvió a saber de ella.

El fantasma de Aizuwakamatsu.

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Hace muchos años, en el pueblo de Aizuwakamatsu, vivían un hombre llamado Iyo y su esposa. Eran una familia normal. Al menos, hasta la noche en que un espectro yurei apareció en su casa.

Esa primera noche, la mujer muerta (a quien ni Iyo o su esposa conocieron en vida) apareció en el jardín de la casa. El fantasma empezó a tocar la puerta y a llamar a la esposa de Iyo por su nombre, una y otra vez. La esposa de Iyo, sin embargo, era una mujer bastante brusca y con mal temperamento; por lo que cuando escuchó al fantasma hablándole, salió de la cama y se asomó por la ventana para gritarle.

"¿Quién rayos eres y qué quieres?"

Pero no hubo respuesta más que el espectro repitiendo su nombre una y otra vez.
La mujer, preparada para algo así, sacó una caja de su armario y extrajo de ella un ofuda. Un ofuda es una tira de papel de arroz preparada por un monje japonés, el cual escribe mantras en ella para exorcizar fantasmas y demonios de alguna casa o lugar. La esposa de Iyo, furiosa, salió al jardín y le arrojó el ofuda al espectro; el cual desapareció como si estuviese hecho de humo de cigarrillo.
Pero lejos de ahuyentar al yurei, este siguió atormentando a Iyo y a su mujer. La noche siguiente, apareció en la cocina, emergiendo del fuego en la estufa como una pavorosa figura hecha de llamas. Después, de nuevo en el jardín; donde caminaba sin rumbo, golpeando una campanilla con un pequeño mazo de madera. Esto continuó por varios días hasta que la esposa de Iyo decidió acudir a un templo local y pedir ayuda a los espíritus budistas y los Kamis de la naturaleza; para que estos protegieran su hogar del espantajo.
Rezó fervientemente, y esto al aprecer funcionó pues esa noche el fantasma no apareció.

Lamentablemente, al octavo día, el yurei no solo regresó si no que en esta ocasión se manifestó en la habitación de la pareja; flotando sobre la cama. A mitad de la noche, el espectro flotó hacia la orilla de la cama y empezó a acariciar los pies de la esposa de Iyo. Eso fue la gota que derramó el vaso.
Iyo y su mujer salieron despavoridos de la casa, sabiendo que si el yurei estaba tan cerca de ellos, era porque quería algo o a alguno de los dos. La casa quedó abandonada, pues la pareja decidió irse del pueblo y desaparecer por completo; y nadie supo nunca cuál era la identidad del yurei o porqué acosaba al matrimonio.

Fantasmas en centros comerciales.

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La Niña Ensangrentada.
Entre los asiduos a la tienda Wal-Mart de Oxnard, California; circulan historias de encuentros con un espectro que a muchos les helaría la sangre con solo imaginarlo:  Una niña que lleva un vestido ensangrentado y que juega con las mercancías del pasillo de juguetes.
Quienes la han visto, aseguran que el fantasma aparece cuando alguien entra al pasillo de juguetes, y además de su apariencia escalofriante; tiende a voltear a mirar a las personas con ojos completamente blancos antes de sonreírles de forma juguetona y desaparecer. Nadie sabe su identidad o porqué está ahí, pero los que saben de la leyenda o la han visto, aseguran que fuera de su apariencia escalofriante; el fantasma no parece ser malévolo y tampoco irradia un aura de negatividad. Entre los empleados, se dice que la niña puede haber sido asesinada en el prado donde años después se construiría la tienda.
Otros sostienen que al ser todavía pequeña, pues quienes la han visto aseguran que no pasa de los diez años, se entretiene jugando con los objetos en los anaquels de la sección infantil.
Aún así, y mientras no exista una versión oficial sobre su identidad, los trabajadores insisten que es preferible dejarla en paz; pues jamás ha agredido a alguien.

El alma de Panorama City.
Cerca de ahí, en Panorama City, existe otro Walmart que fue construido sobre lo que anteriormente había sido un centro comercial abandonado. Este enorme local cuenta con la distinción de ser uno de los pocos Supercenters de Walmart que cuentan con más de un piso; y además es una de las tiendas más embrujadas en los Estados Unidos.
Los primeros reportes emergieron al poco tiempo de ser inaugurado, e involucraban sucesos usualmente relacionados con fantasmas y Poltergeists; como mercancía que caía de los anaqueles sin explicación alguna, olores fétidos y puntos gélidos aún en los calurosos días del verano californiano. A eso se le añadieron voces misteriosas y varios clientes que decían ser 'empujados' por algo invisible en los ascensores. 
De acuerdo con una leyenda urbana de Panorama City, el espíritu es el de una joven que falleció en la tienda Broadway por un ataque cardiaco; y su espíritu inquieto es tan poderoso que forzó a la administración de Walmart a clausurar el acceso al tercer piso para evitar más ataques a empleados y visitantes; pues estos iban en aumento.
En una historia en específico, un comprador dijo haber visto a una joven de cabello largo y rubio observando la mercancía en un estante de ropa mientras iba de camino al ascensor. Para su desconcierto (y terror), al salir del ascensor en el cuarto piso, se encontró frente a la misma joven; quien lo miró y sonrió de manera casi demoniaca y después se desvaneció.

El Hombre Desgarrado.
También en California, la tienda de la cadena Save-Mart en Chowchilla es hogar de un espectro horriblemente mutilado al cual se le conoce como 'el Hombre Desgarrado'; por las marcas de cuchillas o zarpas que deforman su rostro.
Al ser una tienda de veinticuatro horas, el ente ha sido visto en numerosas ocasiones no solo por visitantes y personal, sino cámaras de circuito cerrado y digitales; siempre merodeando la zona en torno a la sección de productos congelados. Aquellos que han tenido la mala suerte de encontrárselo, aseguran que tiene la apariencia de un hombre adulto que fue atacado por un animal con grandes zarpas, y que las heridas en su rostro no sangran pese a ser bastante profundas y terribles.
En una historia encontrada en internet, un ex-trabajador de la tienda narra como él y otro compañero tenían un 'juego' para pasar las horas muertas en la madrugada. El juego consistía en recorrer los pasillos por separado, retando a los fantasmas para que aparecieran. Al principio, la charada no logró más que entretenerlos y de vez en cuando sacarles algún sustito por algún ruido inexplicable; pero esa suerte se acabó en una noche de invierno.
Poco antes del amanecer, uno de los dos empleados caminaba frente a la sección de productos congelados cuando el espíritu apareció frente a él. Sin tiempo para reaccionar, el trabajador permaneció de pie, congelado por el miedo hasta que el espectro abrió la boca y le sopló en el rostro con un vaho que apestaba a carne podrida. El trabajador salió corriendo despavorido de la tienda y jamás volvió a ella.

Los Vándalos.
En otra tienda de Save Mart en la misma región, los empleados llevaban años quejándose de que el sitio estaba embrujado por algo. Durante las noches, los encargados de acomodar la mercancía decían sentirse observados y perseguidos por 'algo'. Cuando la tienda fue clausurada en el 2008, quienes transitaban cerca de la zona después de la medianoche decían que en las ventanas del edificio podían verse sombras y que se escuchaban susurros en el estacionamiento; al grado de que la policía acudió en varias ocasiones a investigar reportes de vándalos que se habían metido a la tienda; solo para encontrarse con que el lugar estaba perfectamente cerrado.

La tienda Yogya.
En mayo de 1998, Indonesia cayó en una serie de disturbios que duraron por dos semanas en las regiones de Java, Sumatra y Jakarta. En uno de los eventos más trágicos, la tienda Yogya del suburbio de Klender, en Jakarta; se incendió mientras cientos de personas se encontraban saqueándola. Cuando las llamas se apagaron y los cuerpos de rescate pudieron entrar, se recuperaron 486 cuerpos achicharrados a lo largo de la tienda.
La tienda fue demolida y un par de años más tarde se construyó un nuevo centro comercial sobre el terreno. Desde entonces, en él se han reportado varios sucesos paranormales que van desde el ruido de muebles que se caen, cristales que se rompen, pasos apresurados y el ruido de alguien al barrer el piso con una escoba de ramas; hasta la aparición de marcas de 'dedos' y huellas de niños con ceniza, así como casos de posesión y la visión de una mujer y su hijo pequeño en los estacionamientos del sótano.

Los lobos de Dimond.
En Alaska, el centro comercial Dimond es hogar no solo de cadenas multinacionales; si no de espíritus y sucesos sobrenaturales dignos de la película Poltergeist. Pues, se asegura que este centro comercial de última tecnología fue construido sobre un antiguo cementerio indígena y, al igual que en la película previamente mencionada; hay quienes sostienen que los cuerpos enterrados ahí jamás fueron movidos.
Durante la construcción, los albañiles encontraron toda clase de artefactos de las tribus nativas de Alaska, así como tumbas y esqueletos que databan de una época anterior a la colonización europea. Hasta el día de hoy, los empleados que permanecen en las tiendas después del cierre, comparten relatos de tambores y flautas que suenan aparentemente de la nada, imágenes fantasmales de nativos que rondan los pasillos, una malvada presencia que sisea como serpiente en los baños y ataca a los visitantes que permanecen en ellos mucho tiempo; pero quizás la más aterradora de todas sea la de la aparición de una manada de lobos fantasmas que corren en estampida por los pasillos.


La oficina.

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Soy el dueño de una agencia de publicidad, y hace años ocupamos el último piso de un antiguo teatro en una zona algo popular de la ciudad. Por lo que investigué y otras cosas que el dueño del inmueble me mencionó, el lugar fue construido por una orden de masones para albergar un templo durante la primera mitad del siglo pasado. De hecho, los ladrillos de las cornisas tienen grabados los símbolos religiosos de la orden.
En el proceso de mudanza y la instalación de nuestro equipo de trabajo, el dueño me contó de forma amable que a veces pasaban cosas inexplicables en el edificio, pero nada de qué alarmarse. En ese tiempo no creía en fantasmas, así que no lo tomé demasiado en serio. 

Cuando mudamos todo el equipo y nos encontrábamos en el proceso de acondicionar el lugar con cubículos, el ocupante anterior del piso nos repitió la misma historia de fantasmas y sucesos raros. Naturalmente, ni yo ni mis empleados tomamos esto en serio... al menos hasta que comenzó a darse actividad que no podíamos explicar. Con el transcurso de los días, caímos en cuenta que cada que se daba la situación en que solo una persona se quedase laborando a altas horas de la noche, por cualquier razón que fuera, ese empleado empezaría a escuchar ruidos extraños: Pisadas, perillas que se movían como si alguien o algo las intentara abrir, y puertas que se cerraban solas.

Esto me pasó a mí también.
Una mañana de sábado, llegué temprano porque debía terminar un discurso para un cliente. Era el único en la oficina, apenas acababa de amanecer y me encontraba concentrado en sacarle el jugo a ese discurso. Debía haber tenido una hora trabajando en la computadora cuando escuché lo que claramente era el sonido de una voz. La voz de una niña que gritó muy enojada: "¡Papá, ven a casa! ¡Ya!"
Solo me tomé el tiempo para bajar el discurso a una memoria USB y salir corriendo de ahí.

Unos meses después, le platiqué la historia a un chico de RP, que a su vez la repitió a un amistad suya, una mujer que se dedicaba a leer las cartas del tarot. Ella al parecer le dijo que sentía que la historia era auténtica, y procedió a informarle que podía visualizar el edificio; describiéndoselo tal y como era, con excepción de que mencionó que nuestras oficinas estaban en el sexto piso. El chico de RP la corrigió, porque la oficina se encontraba en un quinto piso. Un tiempo después, cuando el chico de RP me habló de su amiga, yo lo corregí y le expliqué que si, que las oficinas estaban en el quinto piso; pero que originalmente había sido el sexto, y habían renumerado las plantas luego de remodelar la construcción una década antes.

Finalmente, nos mudamos de las oficinas y otra agencia de publicidad ocupó el lugar. Le advertí al nuevo dueño sobre las cosas raras que pasaban en el edificio, pero él se burló y me dijo que no creía en fantasmas. Unos meses después, hubo un incendio en el sótano del edificio. Inexplicablemente, el fuego atravesó los ductos del aire acondicionado sin afectar ningún piso, excepto el último. 
Todas las propiedades de la agencia de publicidad se quemaron.
Y creo que ya saben la moraleja. 
No se burlen de los fantasmas.

Furisode - El Kimono Morado

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Patrick Lafcadio Hearn
El escritor irlandés Patrick Lafcadio Hearn es famoso por su interés hacia la cultura tradicional japonesa del siglo XIX, y entre sus obras figuran no solo escritos detallando las costumbres, sociedad y expresiones culturales del país del sol naciente; si no también aspectos más oscuros como la temática escrita en su última obra antes de morir, "Kwaidan: Historias y Estudios de Cosas Extrañas"; donde narra varias leyendas japonesas de fantasmas y que fue posteriormente adaptada a una película homónima en 1961.
Una de estas historias es "Furisode", que trata sobre una maldición relacionada al amor y la obsesión de una joven por un samurái; la cual además de terminar cobrando varias vidas, casi terminó con una ciudad.
La historia reza así:

"Recientemente, al pasar por una calle pequeña y atiborrada de anticuarios, noté a la venta un Furisode, o kimono de mangas largas en ese hermoso color púrpura denominado Murasaki; el cual colgaba en una de las tiendas. Era un kimono del tipo preferido de las damas de alto rango en el tiempo de Tokugawa, por lo que me detuve para observarlo con detenimiento. En ese instante, vino a mi memoria una leyenda que involucraba una ropa parecida, y que casi destruyó al antiguo Edo.

Hace doscientos cincuenta años, la hija de un mercader japonés de la ciudad de los Shogunes atendía a las actividades del festival dedicado a un templo cuando, entre la muchedumbre, notó a un joven samurái muy apuesto y del cual quedó perdidamente enamorada. Para su mala suerte, el joven se esfumó entre la multitud antes de que pudiese dirigirle la palabra. Pero el amor que sintió por él en ese momento, fue tal que la imagen del hombre quedó grabada en su memoria hasta en el más mínimo detalle.
Pero el recuerdo más vívido era la ropa color púrpura del guerrero. Curioso, pues los samuráis, siendo guerreros honorables; obtaban por ropas de tonos más opacos la mayoría del tiempo. De cualquier modo, la joven doncella decidió mandar a hacer un kimono del mismo color, idéntico en los detalles y emblemas para que así; pudiera llamar su atención cuando lo volviera a ver. El kimono, un Furisode de mangas muy largas; era bellísimo y la obsesión de la joven por el guerrero la condujo a jamás quitárselo, sin importar a donde fuera. Pasaba horas perdida en la contemplación de la prenda, soñando y lamentándose por el hipotético futuro al lado de aquél samurái. En las noches, incluso rezaba a los dioses del hogar y a Buda para que pudiera ganar la afección del hombre.
Siempre, repitiendo el encantamiento o mantra de "¡Namu myo ho renge kyo!"

Desgraciadamente, esto no ocurrió. Conforme los días se volvieron meses, y estos años, la chica se deprimió y su salud menguó hasta que falleció de lo que hoy sabemos, es un corazón roto. Tras su entierro, la familia de la desdichada víctima donó el kimono al templo budista; pues en Japón se acostumbra donar la ropa de los muertos para volver a ser usada.
El monje a cargo del templo notó de inmediato la calidad del kimono, así que lo vendió a un buen precio. Estando hecho de seda costosa y casi intacto pese al uso que la joven difunta le daba; no tardó mucho tiempo en ser comprado por otra muchacha más o menos de la edad de su dueña original. Pero esta solo lo vistió un día, pues misteriosamente cayó en cama y empezó a actuar de manera extraña; diciéndose atormentada por la visión de un hombre muy bello al que jamás podría tener. Luego de eso, murió y el kimono fue devuelto al templo.

El monje lo vendió por segunda vez, y la historia se repitió. La nueva dueña también empeoró de salud y a quejarse de un hombre hermoso poco antes de fallecer. Cuando el kimono regresó al templo, los monjes del lugar empezaron a dudar al respecto. De cualquier manera, terminaron vendiéndolo otra vez. Como en las dos veces anteriores, la cuarta dueña también falleció.

Esa fue la confirmación de que algo maligno habitaba la prenda. El sacerdote principal ordenó a lo smonjes que hicieran una hoguera en el templo y echaran ahí el kimono para destruirlo. Pero, al arrojar la prenda al fuego y esta empezase a arder; los caracteres de una invocación budista aparecieron entre las llamas como ascuas brillantes, esparciéndose por el aire hacia el tejado del templo.
Las chispas, al entrar en contacto con la paja y madera del templo, desataron un incendio que se extendió a los tejados contiguos y de pronto toda la calle se vio convertida en un infierno. Y después, otra. Y otra, y otra. Al final, la ciudad ardió en un episodio que quedó en la historia de Tokio como el Gran Incendio del Furisode."

Según el libro Kibun-Daijin, la dueña del kimono se llamaba O-Same y era la hija de Hiyokemon; un mercader de vino en el distrito de Azabu. Y dependiendo de quién cuente la historia, hay personas que sugieren que el samurái no era un hombre común y corriente; si no un dragón transformado, una serpiente, un kitsune, un espíritu Gaki o inclusive un demonio que buscaba almas.
Kimono tradicional de corte Furisode.

Las manos peludas.

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Uno de los espectros o manifestaciones fantasmales más famosas alrededor del mundo, son aquellas que consisten en la aparición de manos cercenadas que reptan por el suelo y las paredes como grandes tarántulas, que buscan alimentarse del miedo o realizar 'castigos' al jalar los pies de los niños mal portados al dormir.
El mito es extremadamente viejo, y aparece no solo en la figura latinoamérica arquetípica de la "mano peluda"; si no en sitios tan distantes y dispares como las campiñas y las ciénagas de Inglaterra, los caminos rurales de México o los baños en las metrópolis japonesas. 

La Mano Peluda.
Oriunda de México y algunas regiones de Centroamérica, también es conocida como "mano pachona", "mano del diablo" o la "mano negra". Y la leyenda es tan variopinta como sus nombres: Así, puede ser la mano amputada de una bruja víctima de la Inquisición Española, la mano de un joven que cometió el pecado de masturbarse demasiado, la zarpa de un demonio en busca de almas o incluso la de un obrero que haya sido cortada por accidente.
De cualquier forma, este espíritu toma el rol de una especie de boogeyman o de coco, una figura arquetípica para asustar a los niños y evitar un mal comportamiento. La leyenda reza que esta mano, parecida a la de un simio de gran tamaño, aparece bajo las camas o los muebles para jalar la extremidad de algún niño mal portado o un pecador; otros que inclusive ataca al emerger del inodoro. Ciertas variantes del mito señalan que el espectro ronda fábricas o vías del tren abandonadas, y que perteneció a un obrero o trabajador del tren, siendo cercenada en un incidente desafortunado. 
Como nota extraña, en varios pueblos y zonas del exterior de las grandes ciudades de la república mexicana, se han dado incontables relatos sobre encuentros con estas manos peludas; todas ellas compartiendo la misma descripción de una mano grande y deforme, similar a la de un primate y cubierta de grueso pelaje negro.

El Kurote.
Hace mucho, en la provincia japonesa de Noto, vivía un samurai de nombre Kasamatsu Jingobei. Kasamatsu habitaba, como se esperaba de alguien con su condición de guerrero al servicio de un señor terrateniente; en una gran casa lujosa. 
La vida del samurai transcurrió sin mucho problema, al menos hasta un día en que su esposa llegó corriendo a él. La mujer, aterrada y reducida a una ruina balbuceante, tardó unas horas en calmarse lo suficiente para relatarle lo ocurrido al samurai: La mujer había estado en el cuarto de baño, cuando sintió que una mano salía del drenaje y la acariciaba con dedos largos y monstruosos. El samurai, que de inmediato supo que se trataba del trabajo de un demonio yokai, tomó su katana y entró al baño; dispuesto a castigar al intruso sobrenatural.
Y como lo había previsto, un brazo enorme, cubierto de pelo negro y maloliente; salió del hueco del drenaje y estiró la mano hacia él, intentando tomarlo. Kasamatsu, un habilidoso guerrero, blandió su espada y cercenó la mano de la criatura con un rápido mandoble.
Tres días después, un grupo extraño de sacerdotes apareció en la puerta de Kasamatsu; pidiéndole pasar bajo la excusa de que habían sido enviados por su señor, ya que en la casa de Kasamatsu había evidencia de un extraño yokai conocido como el Kurote, el cual habita los baños. 
Kasamatsu guió a los sacerdotes a una habitación, donde guardaba la mano amputada en una caja de roble a manera de trofeo. Uno de los sacerdotes la tomó, identificó al yokai como un Kurote y la pasó a uno de sus acompañantes. Este, para sorpresa del samurai; soltó una carcajada y se transformó en un monstruo velludo, el cual dijo "¡Esta es la mano que me cortaste!" antes de desvanecerse junto con los otros dos sacerdotes.
Tiempo después, Kasamatsu volvía a casa de una reunión con su señor cuando sintió que algo caía de los árboles y lo derribaba. Tirado en el suelo, Kasamatsu sintió como una fuerza descomunal lo levantaba y lo arrojaba una y otra vez. Pasaron unos cuantos minutos durante aquél suplicio, y cuando Kasamatsu pudo recuperarse, notó que su preciada espada, aquella que había usado para arrancar la mano del Kurote... había desaparecido.

Las Manos de Dartmoor.
El puente de Postbridge, donde se producen los
encuentros con las manos peludas.
En la región británica de Dartmoor existe un camino conocido como el B3212, el cual conecta los pueblos de Postbridge y Two Bridges. Este camino es famoso por la terrible actividad paranormal que ocurre en él desde el año 1919, la cual ha resultado en varios accidentes trágicos.
En 1910, varios ciclistas que recorrían el tramo de la granja Acherton a las afueras de Postbridge; comenzaron a reportar incidentes inexplicables, en los cuales los manubrios de sus vehículos eran repentinamente jalados por una fuerza inexplicable; conduciéndolos a estrellarse en las zanjas y los árboles del camino. Con el advenimiento de los automóviles y el uso de estos, tampoco tardó para que se dieran casos similares; muchos de ellos con resultados fatales.
El misterio continuó hasta mediados de la década, cuando un oficial del Ejército Británico chocó en su motocicleta y fue auxiliado por pobladores que vieron el incidente. Al dar su testimonio, el oficial explicó que el causante no había sido una fuerza misteriosa o un fenómeno magnético; sino un par de enormes manos peludas que se 'colocaron' sobre las suyas y lo obligaron a salir del camino.
En 1920, una viajera despertó a mitad de la noche y pudo observar una enorme mano peluda que trepaba por la ventana de su caravana como una especie de araña. Este fenómeno ha continuado por décadas, y todos aquellos que han sobrevivido a la experiencia dicen lo mismo: Al conducir por el camino, hay un punto en el cual sus manos son cubiertas por un par de garras espectrales parecidas a las de un chimpancé; las cuales mueven el volante y obligan el auto, motocicleta o bicicleta a chocar. 

La Garra del Ateo.
De acuerdo con el autor Elias Owen en su libro "Una Colección de Leyendas de Gales", hubo un fenómeno ocurrido en el siglo XIX en el pueblo de Flintshire, y el cual le ocurrió a un hombre que se declaraba a sí mismo como un ateo.
El hombre, de nombre Richard Roberts, era un no-creyente que prefería pasar los domingos cultivando su campo en lugar de acudir a los servicios eclesiásticos de la mañana. En una ocasión, Roberts recogía nueces en un prado cuando encontró un arbusto repleto de bayas; mismas que eran bastante escasas durante esa época del otoño. Sabiendo que podía cobrar bastante por venderlas, Roberts se arrodilló para recogerlas y fue en ese momento que una garra peluda emergió del arbusto; soltándole manotazos e intentando agarrarle la mano.
Roberts pudo salir corriendo de ahí, aterrado por la posibilidad de que la garra perteneciese al mismo Demonio; algo que pensó, fue provocado por su falta de fe y respeto a las creencias de la iglesia. 

Oniate, la mano seca.
El Oniate.
Oniate, conocido como Dedos Secos o la Mano Seca; es la aparición de un brazo momificado que se original del folklore de los Iroqueses, los Séneca y los Cayuga; pueblos nativos del norte del estado de Nueva York.
La leyenda no es clara, y Oniate puede ser tanto un fantasma como una especie de boogeyman o espíritu chocarrero que busca aterrorizar a los viajeros durante la noche. En otras variantes de la historia, Mano Seca es una aparición vengativa cuya labor es castigar a quienes se portan mal; en especial a los que hablan mal de los muertos, siembran la discordia en una familia o se entrometen en los asuntos de las personas. Se dice que el Oniate puede volar, y que quienes son tocados por él sufren de enfermedades misteriosas e incurables, quedan ciegos repentinamente o mueren; dependiendo de la gravedad de sus crímenes.

Manekute no Yurei.
En la mitología japonesa, existe un género de los Yurei (espíritus vengativos) que vagan por las casas en busca de reconocimiento y que alguien les rinda tributos en los templos para poder descansar en paz. El Manekute no Yurei, es un tipo de espíritu que se asienta en las casas cercanas a los templos o en aquellas donde viven personas piadosas; pues el espíritu busca que se realice una ceremonia que le permita descansar. 
Una leyenda sobre este ser tiene su origen en el periodo Edo, y habla de un monje peregrino que caminaba rumbo a la villa de Akiyama a mitad de la noche; cuando escuchó el sonido de pisadas detrás de él. El monje, asiduo a sentir presencias espectrales, supo de inmediato que se trataba de un alma en pena. 
El monje se arrodilló, sacó sus instrumentos y preparó un talismán con un sutra Budista. Se giró para confrontar al espíritu y fue entonces que una mano blanca salió de la oscuridad del bosque, extendiendo la mano en dirección al monje. Este colocó el sutra en la mano del espíritu y realizó una oración designada para el descanso de los muertos.
Ese Yurei jamás volvió a aparecerse en el camino.

El maniquí de la abuela.

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Historia anónima.
Mis abuelos emigraron al país desde Alemania a principios de los 1930s, y eran dueños de una papelera en una ciudad más o menos importante del centro del país. Les iba bien, y vivían en una mansión que databa de varios siglos atrás; uno de esos caseríos imponentes que seguro más de uno estará imaginándose como salido de una película de terror.
En realidad, era todo lo contrario. La casa de los abuelos era la cosa más normal del mundo, aunque al ser tan grande y con todos los hijos ya viviendo fuera del hogar; imponía un poco por la soledad en sus muchas habitaciones. 

Aquí debo mencionar que mi abuela también se dedicaba a bordar, y acostumbraba a diseñar vestidos por puro hobby; por lo que se había hecho de varios maniquíes a lo largo de los años. Siempre me asustaron, en especial porque la habitación donde los guardaba tenía un gran ventanal que daba al pasillo donde estaban las habitaciones para huéspedes; y tenían esa extraña cualidad de muchas estatuas y pinturas, de sentir que te 'siguen' con la mirada mientras pasas frente a ellos.
Tenía once años en una ocasión que nos tocó pasar la noche ahí, y a mi me enviaron a una habitación del tercer piso; en el mismo corredor por el que se podía ver el ventanal de los maniquíes. Si me ponía de pie en la puerta, era capaz de ver claramente a un maniquí con forma de mujer, el cual le daba la espalda a la ventana.
Esa noche, ya sea por nervios hacia los maniquíes o por la copiosa cena que la abuela nos preparó, fui incapaz de dormir; así que pasé varias horas viendo películas en mi habitación. A mitad de una película animada, más o menos a eso de las dos de la mañana, empecé a escuchar el ruido de algo arrastrándose por la alfombra del pasillo. Bajé el volumen de la película y escuché, esperando escuchar también los constantes quejidos de mi abuelo alandar, el sonido de alguien aclarándose la garganta o algo que me pudiera confirmar la identidad de quien fuese que estuviera caminando por ahí.
Pero nada. Permanecí varios minutos en silencio, escuchando y dándome cuenta de que los pasos estaban acercándose a mi puerta.

Dudé por un rato, hasta que me armé de valor y abrí la puerta lo suficiente para poder asomar la cabeza con facilidad. El corazón me dio un vuelco ante lo que vi.
El maniquí de mujer, ese que había estado de espaldas hacia el ventanal; ahora me veía fijamente. Me congelé, aterrado y pensando si lo que estaba viendo era real. No tenía idea de qué hacer, y aunque mi mente infantil me decía que seguro alguien lo había movido unas horas antes; yo sabía que esa cosa debía estar viva de alguna manera. Algo muy dentro de mí me gritaba eso. 
Cuando pude volver en sí, cerré la puerta con llave y eché a correr de nuevo hacia la cama, donde me cubrí con las cobijas y subí el volumen al televisor. Pero esa cosa, ese maniquí viviente, volvió a caminar. Las pisadas fuertes, arrastrándose en el suelo, se acercaban más y más. Lentas, pero decididas. Así, hasta que escuché un golpe seco en la puerta, como si tomasen un mazo de madera y golpearan con poco interés; solo para intentar llamar mi atención, a manera de reconocimiento, una forma del maniquí para hacerme saber que estaba consciente de que yo estaba ahí. 
El ruido se detuvo, y ya pasaban de las cuatro de la mañana cuando reuní el suficiente valor para echar un vistazo por debajo de la puerta. La luz de la luna que se filtraba por las ventanas me dejaba ver el pasillo inmediato con toda claridad, y sí, ahí estaba esa cosa. Dos pies pálidos y sin dedos de pie frente a la puerta. En ese instante, hubo otro sonido de arrastre, y abrí la puerta justo en el momento para ver al maniquí desapareciendo hacia el final del pasillo. No caminaba. Era más bien como si algo lo hubiese jalado a la oscuridad de la habitación al fondo. 
No pude más. Salí despedido a toda velocidad por las escaleras y corrí hacia el garage, donde me quedé hasta la mañana que mi papá fue a buscarme. 
Sobra decir, que no volví a pasar una noche ahí, y cuando iba de día, evitaba a toda costa el subir al tercer piso yo solo. Con el tiempo llegué a pensar que tal vez se debía a una alucinación, a la falta de sueño o quizás solo lo imaginé; convencerme a mí mismo de que los fantasmas no existían y mucho menos los maniquíes vivientes.

A fin, mi abuela falleció de edad avanzada hace unos pocos años.
Mi padre se encargaba de los trámites respecto a la casa y las posesiones de mi abuela, y en uno de los días posteriores a la muerte de mi abuela, me llamó para pedirme que pasara por él; ya que era demasiado tarde. 
Mientras frenaba en el camino delante de la casa, volteé instintivamente hacia el tercer piso y lo vi. No grité, pero sí experimenté una sensación increíble de terror. En la ventana, viendo hacia el frente de la casa, ahí estaba el maniquí de pie. Pude ver como retrocedía, desapareciendo en la oscuridad de la habitación.
Sé que sigue ahí. Y a lo mejor está moviéndose mientras escribo esto.

La casa embrujada de Borgvattnet.

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La casa parroquial de Borgvattnet.
Quizás al lector promedio no le suene el nombre de Borgvattnet, en especial siendo este el de una pequeña comunidad rural en Suecia. Más, para los nativos de aquél país nórdico, Borgvattnet evoca temor y reverencia por los extraños sucesos que se desarrollan en la casa parroquial del pueblo.

La reputación de la casa parroquial como un sitio embrujado, inició en 1927 con el capellán Nis Hedlund. 
Hedlund llegó a habitar la casa para desempeñarse como el párroco de Borgvattnet, y desde la primer noche experimentó varios fenómenos inexplicables. En su diario, Hedlund escribe un escalofriante encuentro con una presencia invisible que arrancó un tendedero en el ático e hizo volar por los aires la ropa que el párroco había colgado en él.
Una década después, Rudolf Tangden, el sucesor de Hedlund; contó que al entrar en una habitación vacía en busca de un libro, se encontró cara a cara con una misteriosa anciana vestida de gris; misma que desapareció ante la vista del religioso. En 1940, un ocupante de la casa llamado Otto Lindgren y su esposa se vieron obligados a huir luego de una serie de ataques poltergeist de gran intensidad.

En cierta ocasión, una huésped de Lindgren despertó a la mitad de la noche y vio a un trío de ancianas sentadas en el piso junto a su cama. Al encender la luz para cerciorarse de que no estaba soñando, la mujer soltó un grito tras darse cuenta de que las ancianas seguían ahí; pero sus imágenes aparecían borrosas y translúcidas.
En 1945, el joven capellán Eric Lindgren ocupó la casa luego de la salida de Otto; y también terminó siendo atacado por los fantasmas. En su diario, una extensa jornada que relata ataques fantasmales que tuvieron lugar casi todas las noches; Lindgren cuenta haber sido arrojado de una silla por 'una fuerza desconocida', ruidos como si animales salvajes rondaran los pasillos y habitaciones de la casa, sombras que se escurrían en su visión periférica al caer la noche e incluso un encuentro bastante cercano con las ancianas misteriosas.

Los fenómenos en la casa parroquial continuaron por décadas, incluso después de que la propiedad dejara de servir como hogar para los párrocos de Borgvattnet; siendo más frecuentes el de una silla mecedora que se movía sola, gente de sombras, gritos que resonaban dentro y fuera de la propiedad por las noches e incluso llantos de bebé. 
No existe un registro histórico o noticias que relacionaran la propiedad construida en 1876 con homicidios o violencia doméstica; y la mayoría de las explicaciones sobre los fenómenos, que van desde sirvientas asesinadas y enterradas en la propiedad en secreto, bebés enterrados en el jardín posterior e incluso de espíritus de párrocos que se negaron a abandonar la casa después de muertos; recaen en nada más que leyendas urbanas.
Tore Forslund, el 'sacerdote fantasma' (1927-2000)
En 1980, el famoso exorcista luterano Tore Forslund (apodado 'el sacerdote fantasma'); realizó una serie de sesiones de limpieza y expulsión en la casa, pese a las protestas de los pobladores que ya comenzaban a explotar el valor turístico de los fenómenos sobrenaturales. 
Desafortunadamente, luego de un año terminó por rendirse y reconocer que los fantasmas que habitaban en la casa eran demasiado poderosos.

En la actualidad, la casa parroquial funciona como una posada de huéspedes, cafetería y restaurante; e inclusive quienes pasan una noche en ella reciben un certificado de honor.

Los Hombres Ave de Var.

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En noviembre de 1962, la revista francesa de corte ufológico "Flying Saucer Review" publicó una extensa crónica detallando el encuentro de un hombre de negocios con una especie de alienígenas similares a aves de presa en los bosques de Var.

Lyonel Trigano, un joven investigador ufológico, detalló el reporte del "Señor M", un empresario de la ciudad de Herault que viajaba de noche por un camino boscoso en el departamento de Var. Esa noche, llovía a cántaros y los caminos de terracería en la campiña francesa eran bastante traicioneros; así que "M" conducía lentamente para evitar un accidente.
El viaje, que se desarrolló sin problemas, rápidamente dio un giro inesperado cuando las luces del auto iluminaron a un grupo de figuras agazapadas a mitad del camino. Lo primero que pasó por la mente del hombre de negocios, fue que probablemente se tratara de asaltantes; así que giró el volante y estaba a punto de echar en reversa cuando los seres se alzaron y "M" cayó en cuenta de que en realidad no eran criminales. De hecho, ni siquiera eran humanos.
Los seres eran más altos de un hombre, iban cubiertos de plumas negras y tenían alas y cabezas que asemejaban las de grandes águilas reales. Al ver el auto, soltaron chillidos ensordecedores y se abalanzaron sobre él; lanzando picotazos y zarpazos contra los cristales. 
Venciendo el terror que embargaba su cuerpo, "M" pisó el acelerador sin tomarle importancia al camino enlodado, y rápidamente dejó atrás a las criaturas.
Había avanzado por lo menos quinientos metros cuando lanzó un rápido vistazo al retrovisor, para cerciorarse de que los hombres ave no lo seguían. En lugar de ello, los monstruos echaron a correr a un lado del camino, chillando y agitando las alas. De inmediato; una serie de luces azules iluminó el pasto y reveló un gigantesco objeto volador, en el cual entraron  por medio de una escotilla en la parte inferior; para que el vehículo saliera disparado hacia los cielos poco después.

La historia de "M" terminó siendo olvidada, quedando reducida a una leyenda urbana conocida por pocos; al menos hasta el año de 1968, cuando la revista publicó una entrevista con John Keel y un reporte de los avistamientos del Mothman y el colapso del Silver Bridge en diciembre del año anterior; estableciendo una hipotética relación entre los seres voladores vistos en Var, el Mothman y las primeras historias de humanoides alados en las selvas de Vietnam.

La criatura de la montaña Bald.

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El 14 de noviembre de 1974, habitantes del condado Lewis, en el estado norteamericano de Washington; inundaron las líneas de emergencia con reportes del impacto de un meteoro en la Montaña Bald, cerca del Monte Santa Helena. Lo que podría haber quedado como un incidente astronómico menor, rápidamente se salió de control cuando durante las semanas siguientes, varios grupos de campistas y montañeses acudieron a los servicios forestales de la localidad para reportar encuentros con una extraña criatura bioluminiscente.

Los reportes, que eran demasiados como para ser una broma, eventualmente llegaron a oídos del sheriff del condado; quien lanzó una investigación al respecto. Sin embargo, el sheriff fue visitado por un grupo de militares que decían pertenecer a la Fuerza Aérea, y le ordenaron detener la investigación; diciendo que ellos se encargarían de ese momento en adelante. 

Tres noches después, otro objeto chocó cerca de Seattle. Un mercader de nombre Ernest Smith, que vivía en las afueras de la ciudad, fue el primero que vio a la extraña criatura. De acuerdo con Smith, el ser era del tamaño de un caballo, cubierto de escamas y se sostenía en cuatro patas con ventosas como las de un pulpo. Su cabeza tenía forma de balón de fútbol americano y llevaba grandes antenas como las de un insecto. Lo más notorio, sin embargo, era el hecho de que este ser emitía una luz color verde y parecida a la de un letrero de neón.

Un día más tarde, una pareja de apelligo Ramsbaugh viajaba en auto por un camino montañoso cuando también vieron a la bestia; describiéndola exactamente igual que Smith. El sheriff, William Wister, fue contactado por un equipo militar que también se identificó como perteneciente a una rama del gobierno; en este caso la NASA. Wister sospechó un poco, pues ninguno mostró credenciales y sus uniformes no llevaban emblemas de la NASA o de la Fuerza Aérea.

Lo que haya pasado con la criatura después de ello, es un misterio. 
Wister recibió órdenes de detener cualquier investigación y no interferir en las labores del ejército, por lo que cualquier información existente quedó obviamente clasificada. Cabe mencionar que, en los días posteriores al encuentro se observó un incremento en la actividad de la base aérea McChord.


Los misterios del Parque Griffith.

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El Parque Griffith, Los Ángeles, California.
El Parque Nacional y el Observatorio Griffith, es una reserva natural enclaustrada en medio de las montañas de Santa Mónica; en Los Ángeles, California. El parque, con una extensión de más de 1,700 hectáreas, es uno de los parques naturales más grandes de Norteamérica y el segundo en California; justo después de la Reserva de Mission Trails en San Diego.
El lugar cuenta con una larga historia relacionada a la ciudad. Por ejemplo, en uno de sus extremos se encuentra el barrio residencial Los Feliz, hogar de varios famosos hollywoodenses; fue la sede del antiguo zoológico de Los Ángeles, y en él se encuentra el letrero de Hollywood. Pero lo más curioso sobre el parque, es el hecho de que en él han transcurrido varios fenómenos que van desde lo chusco hasta lo sobrenatural.

Don Antonio Feliz y la maldición de Doña Petronila.
Griffith Jenkins Griffith (1850-1919)
La historia del parque Griffith inicia con un barón mexicano llamado Don Antonio Feliz, y su sobrina Petronila. Se dice que en 1863, Feliz estaba muriendo de una rara enfermedad cuando decidió legarle los derechos de sus tierras a un asociado; lo que desató la ira de su sobrina. No se sabe si Feliz lo hizo a propósito, o si su asociado y el notario involucrado se aprovecharon del febril y moribundo hombre.
Lo que se sabe, es que Petronila lanzó una maldición: "¡El ganado y los campos morirán! ¡Y nadie verá dinero de esta tierra!", y dijo que tanto el asociado como el notario morirían de forma sangrienta. 
Fue años después, en 1882 que el coronel Griffith J. Griffith compró la tierra. Y y sea por coincidencia o efectivamente la maldición de Petronila; pero la cuenca de Los Ángeles sufrió de sequías, incendios y otros desastres que fueron particularmente severos en el área del rancho Los Feliz. Hay quienes incluso aseguran que durante la tormenta, se podía ver al espíritu de Doña Petronila montando un caballo, gritando y riendo como una demente.
En 1891, Griffith apenas sobrevivió a un intento de asesinato por parte de un empresario rival. El hombre se salvó milagrosamente debido a que el atacante usó un tipo de perdigón para aves, y no el usual, que era destinado a ciervos y animales de gran tamaño. De cualquier forma, Griffith decidió que era más de lo que podía soportar y comenzó a regalar extensiones de terreno a los habitantes de Los Ángeles.
En 1903, Griffith atacó a su esposa con un arma durante su estancia en un hotel de Santa Mónica. La mujer saltó por la ventana para escapar, quedando desfigurada y sin el uso de su mano izquierda; pero afortunadamente pudo sobrevivir. Griffith fue sentenciado a la prisión de San Quintín. En 1919, finalmente falleció de una enfermedad del hígado, producto de su alcoholismo.

El fantasma de Petronila.
Hasta el día de hoy, no son pocos los angelinos que dicen ver al espíritu de una joven que porta un vestido blanco y que cabalga en un caballo del mismo color. Se puede ver a la medianoche en un edificio conocido como Paco Feliz Adobe; asomándose por las ventanas durante noches particularmente tormentosas y oscuras. El Adobe es la estructura más vieja del parque, y sirve en la actualidad como el cuartel de los rangers de Crystal Springs.
Una leyenda relacionada dice que en 1896, el espíritu de Don Antonio Feliz apareció en una fiesta para celebrar la venta de la tierra por parte de Griffith a la ciudad de Los Ángeles. Se dice que el fantasma se sentó en la silla de honor reservada para Griffith, y proclamó con voz espectral: "¡Los invito a cenar conmigo en el infierno! ¡En su gran honor, he traído una corte de demonios!"; acto seguido las luces se apagaron y un escándalo de tambores y trompetas inundó la habitación. No se sabe qué ocurrió después, pues todos los invitados de Griffith salieron huyendo antes de que los demonios llegaran. 
El fantasma de Don Feliz continúa apareciendo en lo que fue su antiguo rancho, usualmente montado en un caballo negro de brillantes ojos rojos. Curiosamente, hay quienes dicen haber visto al espectro de Griffith, montado también en un caballo.

Los misterios del letrero de Hollywood.
P22, el puma del parque.
Construido en 1923 como una manera de promocionar la ciudad y atraer a nuevos habitantes, el letrero de Hollywood es indudablemente una de las obras arquitectónicas más famosas del mundo. La versión que existe hoy, no es la original, sino una construida de un material más duradero luego de que la primera se deteriorara por varios accidentes y exposición a los elementos hasta 1978.
Como un dato curioso, fue el fundador de Playboy, Hugh Hefner; quien inició la campaña para la restauración del letrero y que consistía en que cada letra fuera 'donada' por un famoso diferente.
En los últimos años, se hizo famoso por ser el hogar de "P22", un puma que también saltó a la fama luego de haberse comido un koala del Zoológico de Los Ángeles.  Pero, además de P22, el letrero también es el hogar de un espíritu: el de una joven actriz llamada Peg Entwistle.
En 1932 y luego de una corta carrera llena de decepciones, Peg Entwistle se suicidó saltando de la H del letrero. Desde entonces, varios paseantes y deportistas han dicho haber visto a una mujer saltando de la letra H al anochecer; siempre desapareciendo antes de chocar con el piso. Se dice que es Peg debido a que su descripción coincide, por el hecho de que viste ropas antiguas y que también ha sido vista recorriendo el camino entre el letrero y su antigua residencia en Beachwood Drive. Incluso hay quienes sugieren que el aroma a gardenia, el perfume favorito de Peg, tiende a presentarse cerca del letrero durante las noches.

Los amantes de la mesa y otros espíritus del parque.
La banca embrujada. 
En 1976, el un músico de nombre Rand Garrett y su novia, Nancy Jeanson; se encontraban haciendo el amor en una de las mesas de picnic en Griffith Park cuando una rama de árbol se desprendió y cayó sobre ellos; aplastándolos. Sus restos fueron cremados y dispersados en la mesa y los alrededores; mientras que algún fanático decidió escribir "RIP 10/31/1976 RAND+NANCY" en la banca. 
De cualquier modo, se dice que los espíritus de Rand y Nancy siguen anclados al lugar; y no están para nada contentos.
Muchos empleados del parque han reportado haberse encontrado con Nancy y Rand, o sufrido accidentes relacionados con ellos. El primero de ellos fue un trabajador de la ciudad de nombre Morris Carl, a quien se le dió la tarea de talar el árbol caído en la banca. Carl apenas había comenzado a cortar el árbol cuando sintió un escalofrío y empezó a escuchar llantos y gemidos a su alrededor. 
Lo que finalmente lo hizo huir fue que el árbol comenzó a agitarse violentamente, y Carl escuchó un susurro en su oído que decía claramente: "déjanos en paz". Carl intentó escapar, pero el motor de su camioneta no lograba encender; y en ese instante fue que vio algo que le heló la sangre. 'Algo' había empañado el parabrisas y escrito "la próxima vez, te mueres" (NEXT TIME YOU DIE).
Años más tarde, un supervisor de nombre Dennis Higgins aceptó una apuesta de quinientos dólares para ir y talar el árbol durante la noche. Sorprendentemente, no solo se encontró a Higgs tirado junto a la banca al día siquiente, si no que la sierra eléctrica que usaría para el trabajo yacía a unos metros de él; con la hoja completamente doblada en forma de 'U'. El forense que lo examinó, declaró que la muerte del hombre había sido por un infarto; pero quienes vieron el cuerpo coinciden en que el cabello se le había puesto blanco, y que su rostro estaba congelado en una mueca de horror.
La policía también reveló que las manos de Higgs sufrían de heridas consistentes con lo que habría sido si alguien lo hubiese arrastrado por el piso. Al final, las autoridades del parque emitieron un comunicado prohibiéndole a los empleados que se alejaran de la mesa número 29. El árbol permanece intacto, aún cuarenta años después de haberse desplomado; sin rasgos de musgo o infestación por los escarabajos que una década atrás no solo diezmaron los árboles del parque, sino que acabaron con uno plantado en honor de George Harrison.
Quienes han visitado la banca por la noche, cuentan haber sufrido opresiones en el pecho, escuchado llantos e incluso haber visto dos pares de ojos rojos entre los árboles; los cuales casi siempre van acompañados de una risa escalofriante.

Otro punto importante en términos de apariciones fantasmales, es el viejo carrusel del parque. Luis Alvarado, 'alcalde' honorario de Griffith Park supuestamente se encontró a un fantasma en dos ocasiones distintas; mientras recorría el parque al anochecer para cerciorarse de que todos los visitantes habían salido.
Alvarado pudo observar como un hombre descendía por una escalera cerca del carruse, desapareciendo al llegar al último escalón. Inicialmente, descartó la idea como una ilusión óptica, pero el fenómeno se repitió a los pocos días durante otra revisión de rutina. Indagando en la historia del parque, no se pudo corroborar que en ese punto hubiese ocurrido alguna muerte.
El observatorio y la zona conocida como Travel Town también cuentan con historias de apariciones, voces desencarnadas y orbes de luz; y son tan frecuentes que las autoridades de la ciudad han llevado equipos de investigadores paranormales con la intención de descubrir exactamente qé ocurre con la zona. 

El Zoológico abandonado.
El parque Griffith también llegó a funcionar como el hogar del Zoológico de Los Angeles, que operó entre 1912 y 1966; y que  pese a estar abandonado en la actualidad, sigue atrayendo a miles de turistas cada año por lo extraño y decadente de sus estructuras.
De acuerdo con los habitantes de Los Angeles y varios investigadores paranormales, el zoológico es un punto importante en términos de actividad inexplicable; y en las décadas que lleva abierto a paseantes y aficionados al UrbEx (exploración urbana), cuenta con reportes de apariciones de personas, olores misteriosos, sonidos e incluso animales espectrales. En la década de 1990, un grupo de aficionados a la exploración urbana salieron despavoridos de una jaula abandonada tras encontrar lo que parecía ser un león africano adulto emergiendo de las sombras del lugar.
En el año 2010, una renombrada psíquica visitó el zoológico con un equipo de filmación, y de inmediato experimentó varias visiones que le helaron la sangre: Animales en condiciones deplorables, grandes felinos recurriendo al canibalismo, un mono sufriendo ataques de psicosis, elefantes con los pies infectados y un dragón de komodo encerrado en una jaula demasiado pequeña. 

La Bestia de Griffith Park.
Pero no son solo fantasmas animales y humanos los que rondan el parque, pues de acuerdo con la leyenda urbana; existe una bestia monstruosa que acecha en los sitios más recónditos. En el año 2005, tres hombres que volvían de una excursión nocturna, se encontraron con una bestia de piel verde y pelaje de un rojo brillante. 
"Las piernas eran muy largas, y daba grandes zancadas mientras atravesaba la calle. Tenía la espalda jorobada, su cuello era muy largo y caminaba como un gran simio. No hay forma de que un hombre puede caminar así. Sus ojos eran negros", declaró uno de los testigos a los medios de la época.
En el año 2009, un usuario del sitio "Weird CA" contó haber sido perseguido por un coyote o lobo gigante durante una excursión; y que al subir por una loma pronunciada, encontró a un chico y le advirtió del animal. El chico le agradeció por la advertencia y le entregó un petardo para defenderse de su perseguidor; para luego desaparecer entre una línea de arbustos y un sendero. Termiendo que pudiese ser atacado, el excursionista decidió seguir al niño pero este ya se había desvanecido sin dejar rastro alguno.

La gárgola de Frank Shaw.

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A mediados de 1986, un empleado de la NASA llamado Frank Shaw tuvo un encuentro con lo que sólo puede ser descrito como una 'gárgola' de color negro y aspecto malévolo. Este evento atormentó a Frank por el resto de su vida, y aunque se negó a contar la historia en un principio para evitar ser tachado de loco; fue en el 2004 que su hija se puso en contacto con un reconocido criptozoólogo y contó su versión de lo ocurrido.
De acuerdo con la mujer, en aquél tiempo la familia estaba acostumbrada a que Frank llegara tarde del trabajo, por lo que a nadie le pareció extraño que una noche en particular regresara a altas horas de la madrugada. Lo que capturó la atención de sus hijos y esposa, fue el hecho de que Frank parecía bastante perturbado y nervioso. 
Tras unas horas de intentar reconfortarlo, Frank se decidió a relatar lo ocurrido.

De acuerdo con él, estaba caminando hacia su auto al final del turno, cuando tuvo la súbita idea de mirar hacia arriba. Lo que encontró, le heló la sangre. Sobre uno de los edificios del Centro Espacial se hallaba perchada una figura similar a una gárgola, de color negro y rasgos inhumanos. 
Frank lo describió como un ser completamente negro, y con una 'capa' sobre los hombros; pero al verlo con más detenimiento, se percató de que no era una capa, sino alas membranosas como las de un murciélago. Y la criatura, lo que sea que fuese, lo miraba de vuelta desde su percha con un interés casi depredador. Al relatar la historia, Frank dijo que por la expresión del ser, parecía como si disfrutara el producirle terror. 
Tras unos segundos que a Frank le parecieron una eternidad, la gárgola desplegó sus alas con un sonido similar al de un chisporroteo, y ascendió al cielo. Esto bastó para sacar al hombre de su parálisis nerviosa, y aprovechó el impulso de adrenalina para alcanzar su auto, encenderlo y salir a toda velocidad del estacionamiento; con la idea de que tal vez la criatura alada lo perseguía.

En los días posteriores, la esposa de Frank lo convenció de jamás contar la historia, pero con el paso del tiempo sintió que debía relatársela a alguien en quien pudiese confiar; a manera de sacar el recuerdo de su cabeza. 
Finalmente y tras una larga consideración, Frank decidió contarle la historia a su supervisor. Y de manera contraria a lo que habría previsto, éste no se burló por lo insólito de la historia. De hecho, lo confortó explicándole que no era el primer empleado del Centro Espacial Johnson que había visto al ser; y que incluso existía un archivo en la administración del edificio que hablaba de la gárgola. El supervisor de Frank se limitó a decir que el archivo había sido creado meses atrás, luego de que dos de los pastores alemanes usados como perros guardianes de la base hubiesen sido destrozados grotescamente. 
Por alguna razón, la historia de Frank llegó a oídos de algún oficial de la NASA, que ordenó que Frank fuese interrogado por elementos de seguridad. Este personal se aseguró de informarle a Frank que, lo mejor que podía hacer por sí mismo y su familia, era permanecer callado al respecto. Frank lo hizo, al menos hasta su muerte una década después. 
Debido a la política de confidencialidad y alto secreto de la NASA, no han surgido más reportes al respecto sobre la gárgola en las inmediaciones del centro Johnson. 

428.

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Wilson Hall. 
La Universidad de Ohio, fundada en la ciudad de Athens en el año 1804, tiene el dudoso honor de ser uno de los campus más embrujados en el mundo; ya que los estudiantes que se matriculan en ella y se mudan a los dormitorios, tienden a experimentar fenómenos que van desde lo inofensivo hasta agresiones físicas.
Arañazos, tirones de cabello y golpes al despertar. Música misteriosa que suena por los pasillos aún cuando las salas de música permanecen cerradas. Golpes en el exterior de las ventanas. Ruidos de canicas que caen y ruedan por el piso. Incluso reportes de espectros entre los que figuran una maestra fallecida en la década de 1950 y que aparece sentada en su escritorio; un esclavo de nombre Nicodemus y que data de la guerra civil; los ruidos de niños que juegan en una piscina inexistente; una suicida que abraza a quienes duermen en la habitación que ocupó en vida, un fantasma que cierra las puertas por las noches, los espectros de un equipo de basketball completo y por más extraño que suene; un búfalo sin cabeza. 

El número de historias es tal que ha sido visitado por expertos en lo paranormal, equipos de noticias y programas de televisión como "Scariest Places on Earth"; y la mayoría de ellos han captado evidencia que incluye siluetas misteriosas en cámaras de visión infrarroja, ruidos de canicas cayendo y rodando por los pisos, e incluso voces desencarnadas.
Como un dato curioso, en Athens existen un gran número de cementerios: Simms, Haines, Hanning, Cuckler, Higgins, Zion, Hunter, Slaughter, Cutler, Mansfield y Peach Ridge... los cuales al ser vistos desde el aire, forman un pentagrama perfecto; con Wilson Hall, uno de los edificios de la Universidad de Ohio, localizada en el centro. 

Una habitación en este edificio, la número 428, se encuentra permanentemente cerrada desde hace años por la violenta actividad paranormal que tiene lugar en ella. Los relatos de fantasmas en 428 comenzaron en la década de 1970, cuando un estudiante fue encontrado muerto sin causa aparente. Unos años más tarde, otra estudiante dijo que podía percibir la energía de la habitación; e intentó usarla para rituales de proyección astral.
No pasó mucho tiempo luego de que ocupara la habitación cuando también fuera encontrada muerta por autoridades escolares. En este caso, la joven se había rajado ambos brazos de codo a muñecas con la intención de cortarse las venas. 

Quienes ocuparon la habitación posteriormente, sufrieron ataques sobrenaturales a todas horas del día. Objetos salían disparados súbitamente para estrellarse en las paredes, los ocupantes eran despertados por voces e inclusive gritos en la oscuridad; la puerta se abría y cerraba por sí sola, e incluso se manifestaban rostros demoniacos y espectrales en la madera de la puerta. Y aunque la escuela reemplazó la puerta en varias ocasiones, los rostros volvían a aparecer luego de cierto tiempo. 
Llegó un momento en que la habitación no podía ser ocupada por más de un día, y temiendo más incidentes fatales; las autoridades se decidieron a sellar la puerta del dormitorio. Como dato oficial, 428 es el único dormitorio en los Estados Unidos que ha sido sellado en un edificio operacional. 

El tumor.

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En 1997, el Diario Británico de Medicina (British Medicine Journal o BMJ) publicó un artículo titulado "Un caso difícil: Diagnosis hecha por voces ilusorias"; el cual hablaba sobre una mujer nacida a mediados de 1940, la cual había pasado toda su vida sin problemas médicos notables; al grado de que hasta la edad de 44 años, nunca había sido internada.

En invierno de 1984, la mujer se encontraba leyendo un libro a la luz de la chimenea en su casa, cuando escuchó una voz misteriosa; la cual le hablaba fuerte y claro: "Por favor no tengas miedo, sé que debe asustarte el que te hable así; pero es la forma más fácil que se me ocurre. Mi amigo y yo trabajábamos en el Hospital para Niños de Great Ormond Street y quisiéramos ayudarte."

Las voces procedieron a explicarle detalladamente que debía ir a realizarse un encefalograma por dos razones: Primera, tenía un tumor en la cabeza; y segunda, su médula espinal estaba inflamada. La mujer creyó que estaba alucinando, pero las voces misteriosas le confirmaron que sabían bastante de ella; por lo que al final terminó por creerles y acudió al médico. 
Resultó que las voces estaban en lo correcto. Y aunque no hubiese evidencia clínica que alertara la presencia de un tumor, a la mujer se le diagnosticó con un meningioma benigno de gran tamaño. El cirujano que la atendió le sugirió que se operara de inmediato, y las voces en su cabeza le dijeron que sí, pero que preferían que la operación fuese hecha en el Hospital Naiional de Queen's Square en Londres; y no en el Royal Free, donde se atendía y deberían operarla de urgencia. 

Después de la operación y que la mujer recuperar la consciencia, escuchó las voces por última vez: "Nos alegra haberte ayudado", le dijeron. Hasta la fecha, no hay una explicación científica sobre qué fue exactamente lo que ocurrió o como la mujer sabía que tenía un tumor sin siquiera sentir los síntomas de este. 

El Destello Negro.

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El Destello Negro (en inglés, "Black Flash"), es el nombre dado al misterioso espectro nocturno que aterrorizó el pueblo de Provincetown, Massachusetts en 1939. Y aunque los primeros relatos provenían de niños y resultaron descartados como parte de una elaborada broma, fue hasta la segunda semana de octubre de ese año que la broma dio paso a una temporada de terror.

En una noche poco antes de Halloween; Mary Costa caminaba de vuelta a casa cuando al pasar por un camino a pocas calles de la alcaldía, se encontró con algo que jamás había visto. Cortándole el camino, se encontraba un hombre alto, delgado y cubierto por una capa negra que ondeaba al viento. 
De acuerdo con la joven, el ser la observó en silencio con unos ojos que brillaban como si estuviesen hechos de metal, y que después estalló en carcajadas. Mary salió corriendo, no sin darse cuenta que el ser desapareció dando saltos sobre una barda y sin dejar de reír. La joven alcanzó a encontrar una cafetería abierta, donde relató lo ocurrido y llamó a la policía. Varios hombres que se encontraban comiendo en el local, salieron a buscar a la criatura pero sin éxito alguno.

La policía no se tomó el reporte en serio, archivándolo en el montón de relatos provenientes de niños y padres preocupados. Al poco tiempo de que Costa vio al vaporoso ser, la policía fue inundada por una serie de reportes misteriosos; donde todos coincidían en tres cosas: Que el ser vestía de negro y llevaba una gran capa como la de Drácula, tenía orejas puntiagudas y que sus ojos relucían con un brillo metálico o rojizo.
Los relatos también añadieron otros detalles, como que el ser iba acompañado por un zumbido parecido al de las cicadas, que su risa sonaba como algo metálico y que tenía el poder de saltar más alto de lo que le sería posible a un hombre. De forma espeluznante, muchos de estos reportes tomaban lugar al mismo tiempo pero en sitios distintos del pueblo; lo que presentaba tres posibilidades, cada una más aterradora que la anterior: Que era súper veloz, que podía teletransportarse, o que lidiaban con un grupo de esos seres.

La mayoría de los reportes insistían en que la aparición parecía contenta con provocar el miedo en quienes lo veían. Aunque llegó a darse un puñado de casos en que las agresiones llegaron a lo físico: Un hombre que descargó su rifle de cacería contra el extraño sin éxito alguno, otro que terminó con una muñeca rota al intentar defenderse, y finalmente uno más que fue empujado varios metros por los aires. De esto, se llegó a la conclusión de que el ser únicamente asustaba a niños y mujeres; pero que disfrutaba de atacar físicamente a hombres adultos y 'burlarse' de ellos. 
Para la última semana de septiembre, la prensa ya había bautizado a la extraña entidad con varios nombres: El Fantasma de Provincetown, el Fantasma Negro, el Demonio Fantasma, el Demonio de Provincetown y el Destello Negro; siendo este último el que quedó arraigado en la cultura popular. 

La especulación sobre el ser, su identidad y comportamiento creció de manera rampante; y aunque la policía de Provincetown explicó que se trataba de un bromista, la imaginación de los pobladores se trastornó en una histeria colectiva, un pánico que mencionaba por igual demonios, fantasmas, vampiros e incluso que se trataba del mismo Satanás. 
Las historias de encuentros con el Destello Negro continuaron hasta 1945, cuando en el mes de noviembre, un grupo de niños que jugaban en un patio escolar dijeron ver al monstruo en pleno día. Una hora más tarde, un escuadrón de oficiales de policía acudió al lugar y efectivamente, avistaron al Destello Negro saltando una reja de tres metros de alto y desapareciendo entre una serie de árboles. Esa misma noche, un anciano llamó a la jefatura de policía local para decir que no solo había visto al Destello en su patio trasero, sino que lo hirió con una cubetada de agua hirviendo. 

Grabado victoriano sobre Jack Piernas de Resorte.
Cuando la historia llegó a las cadenas noticiosas de Boston y Nueva York, no fueron pocos los que reconocieron la apariencia y el modus operandi de la espantosa aparición en una leyenda del siglo XIX. 
Durante mediados del siglo XIX, las áreas urbanas de Londres fueron asediadas esporádicamente por un misterioso ser apodado Jack Piernas de Resorte, el cual, justo como el Destello Negro; vestía ropas extravagantes de color negro, tenía ojos que brillaban y poseía una agilidad y velocidad sobrehumanas. Algunos medios de la época sugirieron que esta conexión no era una coincidencia, y que Jack era la misma criatura que el Destello; una especie de demonio que aparecía de tiempo en tiempo (idea que fue revisitada más de setenta años después en la saga de películas Jeepers Creepers) para alimentarse o causar pánico.

Algunos investigadores sugieren que tal vez se trató de una serie de histeria colectiva, similar a lo ocurrido posteriormente en casos como el del Chupacabras o el mito de los Niños de Ojos Negros, todavía incentivada por el recuerdo reciente de la narración de "La Guerra de los Mundos" por parte de Orson Welles el año anterior. Por su parte, las autoridades de Provincetown y Massachusetts coinciden en que el Destello Negro sí fue real, pero no se trataba de una entidad sobrenatural, si no de un grupo de bromistas que se aprovecharon de la temporada de Halloween. Años más tarde, un hombre dijo haber sido parte de estos bromistas, y explicó que todo se logró gracias a un grupo de muchachos locales bien coordinados y que operaban en varios lugares del pueblo para dar la ilusión de que el Destello podía estar en varios lugares a la vez.

La historia del Destello Negro concluyó de forma tan súbita y misteriosa como inició. Ya que es imposible determinar qué tanto hay de verdad en ella, si el testimonio del supuesto culpable fue verídico o si siquiera ocurrió. Ha sido detallada en libros, programas de televisión y artículos de sitios y revistas dedicados a lo sobrenatural; pero sin llegar a una explicación satisfactoria.
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